Estudio-vida de Colosenses, por Witness Lee

LA HEREJÍA DE RENDIR CULTO A LOS ÁNGELES

En Colosenses Pablo confronta asuntos tales como las observancias judías, las ordenanzas gentiles, el misticismo, el gnosticismo y el ascetismo. Entre las cosas negativas que él menciona, sobresale una particularmente grave: el culto a los ángeles, lo cual es una forma de idolatría. El hecho de adorar algo que no es el propio Dios, incluyendo la adoración de criaturas como los ángeles, es idolatría. Sin embargo, puesto que ciertos maestros heréticos consideraban que tanto ellos como otros eran indignos de tener contacto directamente con Dios, ellos abogaban por el culto a los ángeles. Enseñaban que Dios es muy elevado y que nosotros estamos muy por debajo de Él, que Dios es glorioso y que el hombre es corrupto. Por consiguiente, según su enseñanza herética, nosotros no podíamos ser dignos de tener contacto directo con Dios. Conforme a ellos, debíamos tener alguna clase de intermediario. Estos maestros decían que los ángeles eran tales intermediarios entre nosotros y Dios. Éste era el concepto subyacente a la adoración de los ángeles que había invadido a la iglesia en Colosas.

El culto a los ángeles que Pablo confrontó en esta epístola tenía que ver con cierto sentimiento de humildad. Algunos pensaban que el hecho de creerse indigno de adorar a Dios directamente, era una señal de humildad. Al parecer ellos tenían ciertas bases bíblicas para sustentar su posición. En la Biblia deja constancia de que Dios no dio la ley directamente a Moisés, sino que la dio por medio de los ángeles (Gá. 3:19). Por tanto, en la entrega de la ley, los ángeles sirvieron de intermediarios. Sin embargo, los maestros heréticos fueron más allá y enseñaron que los ángeles debían ser los intermediarios entre Dios y el hombre caído. Ellos animaban a los santos a mostrar humildad practicando esta forma de adoración. Era como si estos maestros les dijeran a los colosenses: “No debéis ser tan orgullosos como para pensar que podéis dirigiros directamente a Dios. Debéis humillaros y reconocer vuestra necesidad de acudir a los ángeles para que os sirvan de intermediarios entre vosotros y Dios”. Pablo luchaba en contra de este concepto cuando dijo: “Que nadie, con humildad autoimpuesta y culto a los ángeles, os defraude juzgándoos indignos de vuestro premio” (2:18). No debemos dejarnos engañar por la humildad de nadie ni por la enseñanza del culto a los ángeles.

(Estudio-vida de Colosenses, capítulo 8, por Witness Lee)