Estudio-vida de Colosenses, por Witness Lee

I. EL APÓSTOL ORA PIDIENDO QUE LOS SANTOS SEAN LLENOS DEL PLENO CONOCIMIENTO DE LA VOLUNTAD DE DIOS

El versículo 9 dice: “Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del pleno conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual”. La voluntad de Dios aquí se refiere a Su propósito eterno, es decir, a Su economía tocante a Cristo (Ef. 1:5, 9, 11), y no a asuntos secundarios.

A. Presenta al Cristo todo-inclusivo como nuestra porción

Hace años, cuando los jóvenes me hacían preguntas acerca del matrimonio o del empleo, siempre los llevaba a este versículo de Colosenses, y les decía que si deseaban conocer la voluntad de Dios, debían buscar el conocimiento espiritual. Sin embargo, la voluntad de Dios en este contexto no se centra en asuntos como el matrimonio, el trabajo o la vivienda, sino en el Cristo todo-inclusivo, quien es nuestra porción. La voluntad de Dios es que conozcamos al Cristo todo-inclusivo, le experimentemos y le vivamos como nuestra vida. Conocer a Cristo de esta manera es tener el pleno conocimiento de la voluntad de Dios.

B. En toda sabiduría espiritual

Para conocer y experimentar al Cristo todo-inclusivo, se requiere toda sabiduría e inteligencia espiritual. Las palabras “toda” y “espiritual” modifican a “sabiduría” y a “inteligencia”. La sabiduría e inteligencia espirituales provienen del Espíritu de Dios, el cual está en nuestro espíritu, mientras que la filosofía gnóstica está meramente en la mente humana entenebrecida. La sabiduría se halla en nuestro espíritu y nos ayuda a percibir la voluntad eterna de Dios, y la inteligencia espiritual está en nuestra mente, la cual ha sido renovada por el Espíritu, y nos permite entender e interpretar lo que percibimos en nuestro espíritu.

La sabiduría es la intuición propia de nuestro espíritu, mientras que la inteligencia es la comprensión por parte de nuestra mente. Mediante la intuición de nuestro espíritu, percibimos algo con respecto a Cristo. Sin embargo, además de esto, requerimos que nuestra mente interprete el sentir de nuestro espíritu, a fin de que podamos entenderlo. De esta manera, tendremos palabras adecuadas para expresar lo que sentimos y entendemos. Esto requiere el ejercicio de toda sabiduría e inteligencia espiritual.

La voluntad de Dios es profunda debido a que está relacionada con que nosotros conozcamos, experimentemos y vivamos al Cristo todo-inclusivo. En el versículo 9, Pablo no oró para que los colosenses supieran con quién debían casarse, dónde debían vivir ni qué clase de trabajo debían tener. Su corazón no estaba ocupado con cosas triviales como éstas. En este contexto, la voluntad de Dios se refiere a Cristo. No era la voluntad de Dios que los colosenses guardaran las observancias judías, los preceptos gentiles ni ninguna filosofía humana. Por otra parte, tampoco era Su voluntad que ellos practicaran el ascetismo, el cual consiste en tratar duramente el cuerpo a fin de frenar los apetitos de la carne. Más bien, la voluntad de Dios era que los colosenses conocieran, experimentaran, disfrutaran y vivieran a Cristo, y que permitieran que Cristo fuera la vida y la persona de ellos; con respeto a nosotros, la voluntad de Dios sigue siendo lo mismo. En el caso de los colosenses, Pablo parecía estar diciendo: “Colosenses, vosotros habéis sido distraídos, descarriados y defraudados por el gnosticismo, el misticismo, el ascetismo, las observancias y las ordenanzas. Vosotros necesitáis ser llenos del pleno conocimiento de la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es que toméis al Cristo todo-inclusivo como vuestra porción”.

Si sabemos que la voluntad de Dios consiste en que seamos saturados de Cristo, esto significa que tenemos el conocimiento adecuado de la voluntad de Dios. Todo lo que hagamos debe ser hecho en la voluntad de Dios; debemos casarnos en Cristo, trabajar en Cristo y movernos en Él. Cristo debe ser nuestra vida y nuestra persona misma. Ésta es la voluntad de Dios.

(Estudio-vida de Colosenses, capítulo 3, por Witness Lee)