EL PRINCIPIO ORDENADO POR DIOS
Quizás algunos piensan que orar es la manera de presentar perfectos en Cristo a los demás. Sin embargo, es posible tener una comprensión supersticiosa de la oración. Por ejemplo, supongamos que alguien piensa que se deben preparar las comidas con oración y que no necesitamos ir de compras ni cocinar. Este concepto es supersticioso. Por tanto, al presentar perfectos en Cristo a otros, debemos seguir el principio establecido en Génesis 2: el hombre labra la tierra, y Dios manda la lluvia (v. 5). Por un lado, debemos labrar la tierra; y por otro, sólo Dios puede mandar la lluvia. Mientras confiamos en Dios y le pedimos la lluvia, debemos ser fieles en nuestra responsabilidad de labrar la tierra. Esto significa que debemos cumplir el principio ordenado por Dios. Si sólo dependemos de nuestro trabajo, y no confiamos en que el Señor mandará la lluvia, erramos. Asimismo nos equivocamos si sólo le pedimos al Señor que haga llover sin antes cumplir con nuestra responsabilidad de labrar la tierra. Si aplicamos este principio al asunto de presentar perfecto en Cristo a todo hombre, veremos que no sólo necesitamos orar, sino también laborar según la operación de Cristo.
(Estudio-vida de Colosenses, capítulo 17, por Witness Lee)