LA PASCUA, EL MANÁ Y LA TIERRA
Cuando Pablo escribió 1 Corintios, él también usó cuadros del Antiguo Testamento. En 1 Corintios 5:7 vemos que Cristo es la Pascua, y en 10:3-4 vemos que Él es el maná. Según estos cuadros del Antiguo Testamento, los hijos de Israel fueron librados de Egipto mediante el cordero pascual y fueron sustentados en el desierto por medio del maná. El tabernáculo erigido en el desierto tipifica la vida de iglesia móvil. Esta vida de iglesia no es sólida ni está bien cimentada. Después de que los hijos de Israel entraron en la buena tierra y disfrutaron de la bendición prometida a Abraham, ellos edificaron el templo con piedras, las cuales representan las ricas e inescrutables provisiones de la buena tierra. El templo tipifica la vida de iglesia sólida. En 1 Corintios vemos la iglesia tipificada por el tabernáculo, mientras que en Colosenses y Efesios tenemos la iglesia tipificada por el templo. Por tanto, el Cristo que disfrutamos en Colosenses no es simplemente el cordero y el maná, sino la buena tierra, la porción de los santos.
Muchos maestros cristianos mencionan la pascua, el maná y el tabernáculo, pero dudo que hayan visto que la buena tierra es un tipo del Cristo todo-inclusivo. Este tipo de Cristo sólo se puede cumplir mediante el Espíritu. Es posible que los cristianos conozcan al Espíritu de Dios y no conozcan al Espíritu, es decir, al Espíritu vivificante y todo-inclusivo, quien es la expresión final y máxima del Dios Triuno procesado, como cumplimiento de la promesa de la buena tierra. Para nosotros, la buena tierra que Dios prometió a Abraham es el Espíritu. En otras palabras, el Espíritu es la bendición que Dios prometió a Abraham.
(Estudio-vida de Colosenses, capítulo 6, por Witness Lee)