COSAS ESPIRITUALES Y PALABRAS ESPIRITUALES
Pablo, hablando de lo que Dios nos ha dado, añade en el versículo 13: “Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, interpretando lo espiritual con palabras espirituales”. La palabra griega que se traduce interpretando significa combinar o juntar, tal como se hace al interpretar o explicar algo. Esta palabra es común en la Septuaginta, como se ve en Génesis 40:8; 41:12, 15. En el contexto del versículo 13, el pensamiento es hablar lo espiritual con palabras espirituales. El énfasis no está en la persona a quien se habla, sino en el medio por el cual son expresadas las cosas espirituales. El apóstol habló lo espiritual, lo cual es las profundidades de Dios con respecto a Cristo, con palabras espirituales, las cuales son las palabras que enseña el Espíritu.
Pablo dice que él no habló las cosas espirituales con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu. Esto quiere decir que él no habló con palabras de la filosofía o sabiduría griegas. Más bien, comunicó lo espiritual con palabras espirituales. En este versículo, Pablo emplea el mismo término con dos significados. Primero, lo espiritual se refiere a las cosas espirituales, las profundidades de Dios con respecto a Cristo. En segundo lugar, la expresión se refiere a las palabras espirituales. Las cosas espirituales son designadas con palabras espirituales. Estas palabras espirituales son cosas espirituales que se usan para designar lo espiritual. Por ejemplo, la palabra mesa denota un objeto llamado mesa. Ya que la palabra mesa es una designación de la mesa misma, no debemos pensar que la palabra sea una cosa y la mesa sea otra. Las palabras que se usan en la sabiduría griega no son espirituales. Pero las que enseña el Espíritu de Dios son verdaderamente cosas espirituales. Por tanto, las cosas espirituales se refieren tanto a las cosas que Dios nos ha dado con respecto a Cristo como nuestra porción, así como a las palabras enseñadas por el Espíritu de Dios. Tal como Pablo, necesitamos hablar lo espiritual con lo espiritual.
Los creyentes de Corinto hablaban de Cristo no con palabras espirituales, sino con las palabras de la filosofía y sabiduría griegas. Como resultado, lo que quedaba grabado en los demás no era Cristo, sino la filosofía. Pablo, por su parte, cuando hablaba de Cristo, no empleaba términos filosóficos, sino que hablaba de cosas espirituales con cosas espirituales. Usaba palabras espirituales que equivalían a las cosas espirituales mismas. En el versículo 13 Pablo parecía decir a los corintios: “Al comunicarles las cosas espirituales no puedo usar palabras de la sabiduría griega, ya que son palabras de sabiduría humana. Como tales, no son cosas espirituales, y no aprovechan de nada en la comunicación de lo espiritual. Si usara la sabiduría de palabras que admiran los griegos, no podría comunicarles las cosas espirituales”.
Todos debemos aprender de Pablo y no tratar de hablar usando expresiones comunes. Esto significa que no debemos bajar la norma de nuestra predicación al nivel de la expresión humana. La expresión humana ordinaria no es adecuada para trasmitir lo espiritual. Tan pronto nos apartamos de la norma que establecen las palabras que enseña el Espíritu y recurrimos a las palabras enseñadas por la sabiduría humana, perdemos la capacidad de comunicar las cosas espirituales. Por esta razón, en mis mensajes hablados y escritos me esfuerzo por permanecer en las palabras que enseña el Espíritu.
Debemos resistir la tentación de bajar la norma espiritual. En lugar de bajarla, debemos procurar que otros escalen a ella. Habiendo recibido la visión de la economía de Dios, debemos mantener la norma de dicha visión, aun cuando otros nos animen a bajarla a su nivel afirmando que no entienden lo que hablamos. Me han presentado esta exigencia en muchas ocasiones y de diversas maneras, pero he rehusado descender al nivel de la sabiduría humana, y he animado a otros a que por la misericordia de Dios asciendan a esta norma. Sencillamente no podemos comunicar las cosas espirituales por medio de la filosofía griega, la ética china o las expresiones comunes de la cultura estadounidense. La única manera de comunicar las cosas espirituales es usando cosas espirituales, es decir, palabras espirituales. Esto constituye una importante lección que todos debemos aprender.
Los que tradujeron la Biblia al idioma chino aprendieron la importancia de emplear palabras espirituales para comunicar las cosas espirituales. Por ejemplo, el Nuevo Testamento a menudo usa la expresión en Cristo. Pero en el idioma chino no era posible expresar el hecho de que una persona pudiera estar en otra. Los traductores no alteraron la expresión en Cristo, ni intentaron adaptarse a las limitaciones del idioma chino en este asunto. Más bien, inventaron una nueva expresión china para comunicar la idea de estar en Cristo. Más tarde, esta expresión llegó a ser muy popular en el idioma chino hablado. Esto muestra que si comunicamos lo espiritual con palabras espirituales, con el tiempo, otros aprenderán a escalar al nivel divino.
(
Estudio-vida de 1 Corintios, capítulo 17, por Witness Lee)