SEÑALES Y SABIDURIA
El versículo 22 dice: “Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría”. Una señal es una manifestación milagrosa (Mt. 12:38-39) dada para comprobar lo que se predica. La religión necesita señales, y los judíos las requerían continuamente. La sabiduría pertenece a la filosofía y los griegos la buscaban constantemente.
En el versículo 22 Pablo se refiere a dos clases de personas: los judíos religiosos y los griegos filosóficos. Los religiosos pedían señales, milagros, y los filosóficos buscaban sabiduría. Pero al predicar al Cristo crucificado, a Pablo no le interesó ni la sabiduría ni las señales.
Cuando el Señor Jesús estaba en la cruz, los judíos se burlaban de El y le decían: “Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, ¡sálvate a Ti mismo! Si eres Hijo de Dios, ¡desciende de la cruz!” (Mt. 27:40). Los principales sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos decían: “A otros salvó, a Sí mismo no se puede salvar. Es Rey de Israel; que descienda ahora de la cruz, y creeremos en El” (v. 42). Ellos desafiaron al Señor a que demostrara que El era el Cristo, el Hijo de Dios, librándose a Sí mismo de la cruz. No obstante, el Señor permaneció en silencio; no hizo nada para salvarse . En lugar de un milagro y de sabiduría, lo único que se veía en El era debilidad y necedad. Según la sabiduría humana, ser crucificado es una necedad total.
Cuando los corintios decian: “Yo soy de Pablo”, o “Yo soy de Cefas”, ellos ejercitaban su sabiduría. Lo que seguían era su filosofía, y no a Cristo. Pero Pablo les predicó al Cristo crucificado, lo cual constituía una ofensa para los judíos que pedían milagros y para los griegos que buscaban sabiduría. Sin embargo, para los que son llamados, Cristo es sabiduría de Dios y poder de Dios.
(Estudio-vida de 1 Corintios, capítulo 7, por Witness Lee)