SE PROPONE SABER EXCLUSIVAMENTE A CRISTO
En el versículo 2 Pablo dice: “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado”. El Cristo crucificado era el único tema, el centro, el contenido y la substancia del ministerio del apóstol. Debido a esto, cuando Pablo iba a ministrar la palabra del testimonio de Dios a los griegos, quienes exaltaban la elocuencia y adoraban la sabiduría, él se propuso no saber nada sino al Cristo que lo es todo, y a éste crucificado. ¡Qué maravillosa determinación! Esto debe ser un modelo para todos nosotros.
La expresión éste crucificado alude a la humillación y afrenta que sufrió Cristo. En este contexto Pablo no se refirió a la resurrección del Señor en gloria (Lc. 24:26) ni a Su ascensión en exaltación (Hch. 2:33, 36), porque su objetivo era derribar el orgullo que los griegos tenían de su sabiduría elevada.
Según el versículo 2, Pablo se propuso no saber cosa alguna entre los corintios sino a Cristo y a éste crucificado. Tal vez haya algunos que apelen a este versículo como base para argumentar que Pablo no predicó acerca de la iglesia, sino que sólo testificó de Cristo. Pero sabemos por el contexto de 1 Corintios que empezando con el capítulo tres, donde dice que los creyentes son labranza y edificio de Dios, Pablo tiene mucho que decir acerca de la iglesia. En esta epístola, él de hecho habla más de la iglesia que de Cristo. Lo que Pablo quiso decir en el versículo 2 es que él se propuso no saber filosofía, cultura, doctrina, religión ni ninguna clase de práctica. Lo único que a él le interesaba era Cristo. Pero cuando habló de Cristo, incluyó también a la iglesia, porque Cristo es la Cabeza de la iglesia, la cual es Su Cuerpo. En 12:12 Pablo inclusive indica que la iglesia, el Cuerpo, es parte de Cristo. Así que, no es correcto decir que cuando Pablo declara que se propuso no saber nada sino a Cristo, él excluyó a la iglesia.
En el versículo 2 Pablo parece decir: “Queridos hermanos de Corinto, ustedes siguen siendo muy filosóficos, y llevan una vida según su conocimiento. Pero cuando yo vine a ministrarles el misterio de Dios y a anunciarles Su testimonio, no me apoyé ni en la sabiduría ni en la filosofía. De seguro no puse ningún énfasis en la religión ni en la cultura. Les hablé de la persona viva de Jesucristo, el Hijo de Dios. Me propuse no saber nada entre vosotros, sino a esta maravillosa persona. A propósito evité hablar con filosofía, sabiduría y excelencia de palabras”.
Pablo también le recordó a los corintios que el Cristo que les proclamó era un Cristo que había sido crucificado. Por una parte, Pablo no usó excelencia de palabras ni de sabiduría; por otra parte, tampoco proclamó a un Cristo honrado, exaltado ni glorificado, sino a uno que había sido menospreciado, rechazado y hasta crucificado. Pablo parecía decir: “Ustedes creyeron en Cristo y le recibieron junto con los dones iniciales. Pero después de recibirle, cometieron el error de no llevar una vida crucificada. En cambio, han llevado un vida de jactancia y exaltación propia. Pero la persona que yo les proclamé y a quien ustedes recibieron fue un Cristo rechazado, menospreciado y crucificado. En lugar de llevar una vida de exaltación propia, ustedes deben experimentar una vida crucificada, incluso deben vivir al Cristo crucificado. No deben jactarse de su conocimiento. Más bien, deben estar dispuestos a dar la impresión de que no saben nada, sino al Cristo crucificado. Algunos de ustedes dicen que son de Pablo, otros, de Cefas, otros, de Apolos y aun otros dicen que son de un Cristo limitado. Esto concuerda con el hombre pero no con el Cristo crucificado. Ustedes deben vivirlo a El”.
Siempre que en una iglesia local los santos deseen conocer otras cosas además de Cristo, surgirán problemas. Conocer demasiadas doctrinas casi siempre genera debates y aun causa divisiones. Siempre es provechoso no saber nada sino a Cristo y a éste crucificado; este es el único camino seguro.
Si todos los santos de las iglesias locales se proponen no saber nada sino a Jesucristo, no sucederán problemas en la vida de iglesia. La iglesia local más maravillosa es aquella en la que los santos no saben cosa alguna además de Cristo. Cuando se les hace una pregunta, ellos responden que lo único que saben es a Cristo, invocar el nombre del Señor, orar y disfrutar al Señor Jesús. Están dispuestos a parecer insensatos que no saben nada salvo a Cristo y a éste crucificado.
Si la mejor iglesia local es una en donde los santos no saben nada sino a Cristo, la iglesia con más problemas es aquella en la que los santos saben demasiadas cosas además de Cristo. Hace más de cuarenta años invertí mucho tiempo tratando de ayudar a una iglesia así. Mis esfuerzos fueron vanos, pues todos sabían demasiado.
Es muy importante que nos propongamos no saber nada y que aprendamos a decir: “No sé”. Aprendan a determinarse a sólo conocer a Jesucristo. Todos debemos tener este espíritu, esta actitud y esta práctica. Si nos proponemos no saber nada sino a Cristo, no habrá problemas ni divisiones entre nosotros.
Cuando visitamos las iglesias en otras localidades, por lo general los santos tienen muchas preguntas respecto a doctrinas y prácticas. Contestarles sus preguntas sería un grave error y perderíamos mucho tiempo y vigor. Además, pudiera ser que desperdiciáramos la oportunidad de ministrar a Cristo a los santos. Debemos ser personas que solamente conocen a Cristo y la Palabra de Dios. Entonces tendremos más oportunidad de ministrar a Cristo a otros.
El problema que existía en Corinto era que los creyentes tenían mucho conocimiento. Además, lo valoraban hasta el punto de adorarlo y hacer de él un ídolo. No es de sorprender que la intención de Pablo fuera empequeñecer el conocimiento de ellos y llevarles al Cristo crucificado.
(
Estudio-vida de 1 Corintios, capítulo 15, por Witness Lee)