Gran misterio: Cristo y la iglesia, El, por Witness Lee

EL APÓSTOL REDUJO TODO A NADA Y SE ENTREGÓ A CRISTO

Con respecto a la experiencia de Cristo, hay dos perspectivas: la perspectiva del apóstol y la perspectiva de los santos. El apóstol Pablo trabajó e incluso luchó a fin de remover los velos para poder presentar una visión de Cristo (1:29). La palabra trabajo no alude a una labor ligera; se refiere a un gran esfuerzo y a un arduo trabajo. El trabajo de Pablo incluía una lucha. La palabra lucha implica pelea, combate y contienda. Pablo no sólo trabajó, sino que también peleó y contendió, debido a la existencia de enemigos y de fuerzas que se oponían a Cristo. En los tiempos de Pablo, todo —incluyendo raza, política, religión y cultura— estaba en contra de Cristo, de quien él predicaba. El judaísmo y la filosofía griega fueron para Pablo un obstáculo, y la atmósfera cultural, los conflictos políticos y la ideología nacionalista de las naciones alrededor del mar Mediterráneo también eran obstáculos que se interponían en el camino de Pablo. Por esta razón, él trabajó y luchó.

Había muchas naciones alrededor del mar Mediterráneo. En el este estaban los judíos en la Tierra Santa, al oeste estaba el Imperio romano, al norte estaban los bárbaros y al sur se encontraba Egipto. Pablo luchó contra la cultura griega, la religión judía, la política romana y las fuerzas barbáricas. Él quería traer la voluntad de Dios a la tierra e impartirla en el hombre, pero todos estos pueblos le eran contrarios. La religión judía, la filosofía griega, la política romana, las ideologías nacionalistas y las costumbres de las naciones le eran contrarias. Aparentemente, ellos estaban en contra de Pablo, pero en realidad estaban en contra de Cristo. La religión, la filosofía, la política, la cultura y el barbarismo eran contrarios a Cristo. Todo estaba en contra de Cristo. Pedro fue el pionero en esta lucha y pelea, pero después se debilitó y se retrajo al judaísmo (Gá. 2:12). Cuando Pablo escribió el libro de Colosenses, parecía que él era el único que luchaba y peleaba por revelar a Cristo.

Con respecto al nuevo hombre, esto es, la iglesia como producto de la experiencia que los santos tienen de Cristo, Pablo dice: “Donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro, escita, esclavo ni libre; sino que Cristo es el todo, y en todos” (3:11). Los santos en Hong Kong probablemente me tendrían aversión si les dijera que en la iglesia no hay cantoneses. Si les dijera a los santos en Chifú que en la iglesia no hay Shantungeses, me acusarán de haber olvidado mis raíces. Sin embargo, esto es lo que Pablo predicó. Cuando él dijo que no había griego, los judíos debieron haber aplaudido y vitoreado. Pero cuando dijo que no había judíos, éstos debieron haberle acusado de olvidarse de sus raíces. Cuando Pablo dijo que no había circuncisión, los gentiles debieron haber aplaudido. Sin embargo, Pablo también dijo que no había incircuncisión. En otras palabras, no hay religión ni falta de religión, porque las dos cosas carecen de valor. Pablo echó todo a tierra.

Pablo también dijo que no hay bárbaro ni escita. Puede ser que muchos piensen que escita se refiere a un pueblo muy culto. Sin embargo, según las fuentes más fidedignas de la historia, los escitas eran el pueblo más barbárico que existía, y vivían en Europa. Pablo negó a griegos y judíos, a religiosos y a quienes no son religiosos, a cultos y bárbaros, y también a esclavos y libres. Él negó a todas las personas excepto a Cristo, porque en el nuevo hombre sólo hay Cristo.

El propósito por el cual Pablo trabajaba era ministrar Cristo a las personas. Por esta causa, a Pablo le fue dada una mayordomía; Dios le confió los tesoros de Su casa y la llave de Su almacén. Pablo abrió este almacén y ministró las riquezas que éste contenía, es decir, ministró Cristo a los judíos, a los griegos, a los romanos y a todos los pueblos alrededor del mar Mediterráneo. Cristo es contrario a todas las cosas. En el nuevo hombre no hay griego ni judío, religión o falta de religión, culto ni bárbaro, esclavo ni libre, rico ni pobre. No hay nada que no sea Cristo. Así pues, al presentar a Cristo, Pablo despertó la oposición. Pablo no trataba de ofender a nadie; mientras Cristo era lo que Pablo ministraba, él confrontaba oposición, porque Cristo no era bien acogido. Ya sea que las personas fuesen cultas o barbáricas, ricas o pobres, religiosas o no religiosas, ellas se oponían a Cristo. Por tanto, siempre que Pablo presentaba a Cristo había problemas. Es por esto que Pablo, al llevar a cabo su obra, trabajó, peleó y luchó. Cristo pudo ser impartido en muchas personas debido a que Pablo luchó de esta manera.

(Gran misterio: Cristo y la iglesia, El, capítulo 4, por Witness Lee)