Gran misterio: Cristo y la iglesia, El, por Witness Lee

EL ESPÍRITU ES EL ÓRGANO CON EL CUAL PODEMOS CONTACTAR A DIOS Y QUE ESCUDRIÑA LAS PARTES INTERNAS DEL HOMBRE

Para contactar algo debemos usar el órgano apropiado. Sería ridículo tratar de ver con los ojos cerrados. También es ridículo cubrirnos los oídos en un intento por escuchar algo. Si no vemos ni oímos nada, se debe a que no estamos usando el órgano correcto, no a que no haya nada que ver ni escuchar. Por ejemplo, si nuestro sentido del olfato no es agudo, no seremos capaces de decir si el aire está fresco o viciado. Esto no es porque no haya olores en el aire, sino porque hemos perdido nuestra capacidad de oler. Por tanto, quizás haya una sustancia fétida en el aire, pero no podemos detectarlo.

Mucha gente dice que Dios no existe, porque ellos no usan el órgano correcto, no porque Dios no exista. Dios es Espíritu; por tanto, el hombre debe adorar a Dios en el espíritu (Jn. 4:24). Si no usamos nuestro espíritu, Dios no será real para nosotros. No es que Dios no sea real —Dios existe—, pero no podemos percibirle cuando no usamos nuestro espíritu. Siempre que usemos nuestro espíritu, percibiremos la presencia de Dios. El evangelio habla de que Dios es Espíritu y de que el hombre tiene un espíritu, con la esperanza de que el hombre se arrepienta. Arrepentirse significa que ya no vivimos en la carne, ni nos interesamos sólo por nuestras necesidades físicas, ni vivimos más según nuestros razonamientos. Arrepentirse es volverse a la parte más profunda de nuestro ser, nuestro espíritu humano, esto es, tomar cuidado de nuestro espíritu. Éste es el arrepentimiento que necesitamos y debemos predicar.

Cuando una persona se vuelve a su espíritu, entiende el propósito de la vida humana y comprende que sus esfuerzos humanos son de poco valor. Si no estamos en nuestro espíritu, no conocemos el propósito y significado de la vida humana, ni conocemos lo que nuestra vida humana necesita. Conocemos el significado de la vida humana cuando ejercitamos nuestro espíritu. Si queremos conocer el bien y el mal, y lo correcto e incorrecto, no debemos permanecer en la razón; más bien, debemos ejercitar nuestro espíritu.

Proverbios 20:27 dice: “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, / que escudriña lo más profundo del ser”. Esto quiere decir que el espíritu del hombre fue creado por Dios como una lámpara que puede escudriñar el ser del hombre. La lámpara de Dios se halla en el interior del hombre, y puede escudriñar al hombre cada día. La operación de la conciencia es semejante al resplandor de una lámpara. Cuando la lámpara resplandece, vemos nuestras fallas y sabemos que no estamos bien con nuestros padres, ni con la esposa, los vecinos, los parientes, ni nuestros hijos. Tal descubrimiento es fruto de la iluminación de la conciencia en nuestro espíritu humano, ya que el espíritu del hombre es una lámpara. El espíritu del hombre es la lámpara de Jehová, y esta lámpara escudriña lo más profundo del ser humano.

Esto comprueba que hay un Dios en el universo y que Dios es Espíritu. El espíritu dentro del hombre es el órgano con el cual podemos contactar a Dios y que escudriña al hombre en nombre de Dios. Ésta es una clara enseñanza hallada en la Biblia que todos pueden conocer y experimentar.

(Gran misterio: Cristo y la iglesia, El, capítulo 13, por Witness Lee)