UNA PRESENTACIÓN DEL RECOBRO
SEGÚN EL EVANGELIO REVELADO EN ROMANOS
La Reforma comenzó a finales del siglo XV. Martín Lutero recobró la verdad de la justificación por la fe y abrió la Biblia. Por consiguiente, la Biblia vino a ser un libro abierto. Después de la Reforma, algunos que amaron la verdad descubrieron muchas verdades en la Biblia y estuvieron dispuestos a practicar lo que veían. Así que, se establecieron muchas congregaciones independientes. Tales congregaciones fueron el comienzo de las denominaciones del presente. Por ejemplo, algunos vieron que el bautismo según la Biblia se realiza por inmersión en el agua, no por rociamiento. Conforme a esta luz, ellos practicaron el bautismo por inmersión en agua. Esto dio como resultado la Iglesia Bautista. Otros vieron la verdad de que la iglesia es gobernada por un cuerpo de ancianos, así que ellos predicaron esta verdad, lo cual resultó en la Iglesia Presbiteriana. La Iglesia Wesleyana, o Iglesia Metodista, fue el resultado de las enseñanzas de John Wesley. El término Metodista proviene de la palabra método y se refiere al seguimiento de métodos y reglamentos. Los creyentes que formaron la Iglesia Metodista valoraban altamente la disciplina, y vivieron estrictamente por las normas de una vida santa. Sin embargo, les hacía falta el conocimiento y la visión genuinos con relación a Cristo y la iglesia.
La Reforma no avivó a la iglesia. No fue sino a comienzos del siglo XIX que el Señor hizo surgir a la Asamblea de los Hermanos en Inglaterra, quienes continuaron abriendo la verdad hallada en la Biblia y recobraron la vida de iglesia. Al inicio, los Hermanos le prestaban mucha atención a Cristo. Pero luego fueron distraídos y volvieron su atención a las diferentes doctrinas y prácticas, lo cual trajo divisiones. Como resultado, en menos de cinco décadas ellos se marchitaron y se amortecieron. Aunque los Hermanos practicaban la vida de iglesia, se basaban demasiado en la línea del conocimiento. Era muy común que los creyentes no le prestaran atención al Espíritu Santo. Sin embargo, otros creyentes reaccionaron ante esta condición y, como resultado, se inició el movimiento pentecostal. El movimiento pentecostal enfatiza el hablar en lenguas, la interpretación de las lenguas, la profecía que predice, la sanidad y el echar fuera demonios. Este movimiento fue una reacción ante las doctrinas muertas de los Hermanos. Sin embargo, si bien los creyentes en el movimiento pentecostal no están muertos, ellos no enseñan la verdad, ni poseen gran medida de Cristo.
En la historia de la iglesia hubo ciertas personas que poseían conocimiento y experiencia de la vida interior de manera profunda. Ellos fueron conocidos como el grupo de la vida interior. El movimiento de la vida interior comenzó en el siglo XVII con los místicos católicos, tales como Francisco de Fénelon y Madame de Guyón. Estos creyentes fueron muy prevalecientes en términos de la vida interior y dieron énfasis a negar el yo y llevar la cruz. Sin embargo, no tenían conocimiento acerca de que Cristo es el Espíritu y que, como tal, puede ser la vida del hombre y hacer del hombre Su Cuerpo, el cual es expresado en las localidades.
William Law surgió en el siglo XVIII. Él hizo mejoras con base en los escritos de los místicos y ayudó a mucha gente. Luego, Andrew Murray desarrolló los escritos de William Law. Andrew Murray es una figura importante porque él recobró la verdad con respecto a que Cristo es la vida interior y la experiencia de los creyentes. Su obra maestra es el libro El Espíritu de Cristo. Él conocía a Cristo en calidad de Espíritu, a Cristo en calidad de vida y a Cristo en resurrección. Sin embargo, no tenía conocimiento acerca del Cuerpo de Cristo y tampoco vio la expresión local del Cuerpo de Cristo. Por lo tanto, su revelación no fue más allá de Romanos 8.
El último maestro notable acerca de la vida interior, el hermano T. Austin-Sparks, conocía la resurrección de Cristo y del Cuerpo de Cristo en principio. Sin embargo, no vio cómo el Cuerpo de Cristo podía ser expresado en una localidad de manera práctica. Además, se opuso y condenó la práctica de la iglesia local. Por lo mismo, la revelación que él recibió sólo pudo llegar hasta Romanos 12.
(Gran misterio: Cristo y la iglesia, El, capítulo 15, por Witness Lee)