LA VISIÓN CENTRAL: CRISTO Y LA IGLESIA
Durante los últimos sesenta años el Señor nos ha dado una revelación en cuanto a Cristo y la iglesia, y hemos publicado muchas revistas y libros que contienen mensajes relacionados con Cristo y la iglesia.
La Biblia revela que Cristo no sólo es todo-inclusivo, sino también profundo y vasto. Él es insondablemente profundo e ilimitadamente vasto. Aunque Efesios habla de la iglesia, tal revelación de la iglesia es conforme a Cristo. En Efesios 3:18 Pablo se refiere a Cristo usando las palabras anchura, longitud, altura y profundidad. Nada es más ancho que Cristo, nada es más largo que Cristo, nada es más alto que Cristo y nada es más profundo que Cristo. Cristo es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del universo. Cristo no solamente es todo-inclusivo, sino que también lo abarca todo. Nuestro Cristo es en verdad inagotable.
Cristo es universalmente grande, y así es la iglesia, la cual es Su Cuerpo. Si mi cabeza fuera mayor que mi cuerpo, yo sería un monstruo. Lamentablemente, en el cristianismo actual se habla de Cristo, pero no se habla mucho de la iglesia, el Cuerpo. Algunos incluso consideran erróneamente que la iglesia es como una capilla. La Biblia muestra que la iglesia es el Cuerpo de Cristo; es un misterio inagotable. La visión que hemos visto en los pasados sesenta años no es simple ni superficial. Esta visión incluye no sólo la revelación que se halla en la superficie, sino también la visión central, el misterio profundo oculto en la Biblia.
Efesios 3 presenta tres puntos cruciales: el misterio de Cristo (vs. 4-6), las inescrutables riquezas de Cristo (v. 8) y que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones hasta que llegamos a ser la plenitud de Dios (vs. 17-19). El capítulo 4 también presenta tres puntos cruciales. El primer punto crucial es que la iglesia es el Cuerpo de Cristo porque está mezclada con el Dios Triuno. El Dios Triuno se mezcla con la iglesia: el Espíritu es la esencia del Cuerpo, el Hijo es el fluir del Cuerpo y el Padre es la fuente del Cuerpo. Se habla del Dios Triuno en los versículos del 4 al 6, y sólo en el versículo 6, que dice: “Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” está implícito el Dios Triuno: sobre todos se refiere a Dios el Padre como fuente, por todos se refiere a que Dios el Hijo, como Señor y Cabeza, es el Realizador, y en todos se refiere a que Dios el Espíritu, como Espíritu vivificante, es el Ejecutor en nosotros. Por tanto, en esta referencia acerca del Padre en el versículo 6, podemos ver los aspectos del Padre, Hijo y Espíritu. Él es sobre todos, por todos y en todos. Sobre se refiere a la fuente, por se refiere al proceso y en se refiere al resultado, el fruto, que es el Dios Triuno y el Cuerpo de Cristo plenamente mezclados como una sola entidad.
El segundo punto crucial es que el Cuerpo necesita ser edificado, aun cuando se ha mezclado con el Dios Triuno en una sola entidad. El Cuerpo se edifica mediante el crecimiento en vida, y el crecimiento en vida depende del aumento del elemento de Dios en nosotros. Cuanto más aumente el elemento de Dios en nosotros, más crecemos. El hecho de crecer todos juntos equivale a la edificación. Debemos crecer en vida a fin de realizar nuestra función y edificar el Cuerpo en amor (vs. 13-16).
El tercer punto crucial es que el Cuerpo necesita ser transformado al despojarse del viejo hombre y vestirse del nuevo hombre. La transformación produce el nuevo hombre. El Cuerpo está relacionado con la vida, y el nuevo hombre se relaciona con la persona. Necesitamos despojarnos del viejo hombre y vestirnos del nuevo hombre, para que el Cuerpo llegue a ser el nuevo hombre (vs. 22-24).
(Gran misterio: Cristo y la iglesia, El, capítulo 7, por Witness Lee)