Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, por Witness Lee

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EL COMIENZO DEL MOVIMIENTO PENTECOSTES

¿Cómo sucedió el movimiento pentecostés? De la historia de la iglesia sabemos que el movimiento pentecostés no existió hace dos siglos. En aquel entonces en Inglaterra, a nadie se le permitía predicar en una casa no santificada; se debía hacer la predicación en los santuarios, es decir, en los edificios de la iglesia. Además, los hombres comunes no podían predicar; lo debían hacer los clérigos ordenados. En aquel entonces todos los que entraban al santuario debían estar sobrios y callados. Debían darse cuenta de que estaban allí para adorar a Dios. Por tanto, nadie se atrevía a moverse o decir nada de una manera precipitada. No fue hasta que John Wesley fue levantado por el Señor para hablar por el Señor que él empezó a predicar en las calles. Una vez él predicó a los mineros de carbón mientras iban en camino a sus casas. Antes de la terminación de la predicación, la multitud fue tan conmovida que empezaron a lamentarse y a llorar. Las lágrimas les corrían por las mejillas dejando señales blancas en sus caras ennegrecidas. Yo vi fotos de esto. Después de otro siglo, los servicios de adoración cristianos en Inglaterra volvieron a estar tan muertos que empezó el movimiento pentecostés. Los pentecosteses solían gritar y llorar, pensando que con hacerlo se avivarían. Al final tres categorías de personas aparecieron. Primero, estaban los que reían. Luego, estaban los que rodaban. Finalmente, estaban los que saltaban. Cuando asistí a una reunión pentecostés por primera vez en Shantung hace cincuenta años, yo vi todas estas personas. Algunos saltaban, otros rodaban y aun otros gritaban. Nadie prestaba atención ni aun cuando el pastor subía a la plataforma para hablar. Más tarde tuvieron el desfile santo; todos desfilaron emocionadamente por la sala. En el año 1932 el movimiento pentecostés llegó a nosotros también. Una vez en nuestra reunión en Tsinán un colaborador llamado Yuen empezó a hacer teatro. Actuaba como el burrito que llevó a Jesús a Jerusalén. Todos alrededor de él gritaron: “¡Aleluya!” Algunos quitaron sus abrigos y los pusieron en el suelo para que él los pisara.

En el año 1943 me estuve reponiendo de una enfermedad en Chifú. Un hermano llamado Chang vino de otra ciudad para reunirse con nosotros en la iglesia en Chifú. El reprendió a la iglesia diciendo: “Miren, nuestro hermano Lee está postrado en cama con tuberculosis. ¡Qué muertos están todos ustedes!” Cuando él dijo esto, todos empezaron a prestar atención al movimiento pentecostés y a practicar el hablar en lenguas. Una hermana llamada Lee que era enfermera hablaba en lenguas con más frecuencia y vehemencia que todos los demás. En aquel entonces yo pasé la mayor parte de mi tiempo en cama. Los ancianos vinieron a invitarme a asistir a una de sus reuniones. Debido a que yo era veterano en este asunto, estaba totalmente familiarizado con el asunto del hablar en lenguas. Yo dije a los ancianos que no necesitaba ir porque ya sabía la situación. Antes de aquel tiempo ya había tenido más de diez años de experiencia en este asunto. Pero debido a su insistencia más tarde me conformé. Los hermanos arreglaron una cama donde yo pudiera acostarme durante la reunión. Cuando la reunión empezó, esa hermana Lee se arrodilló y se preparaba para hablar en lenguas. Pero extrañamente no pudo decir nada. En seguida ella dijo que no hablaría ese día.

Después de eso, pasó la fiesta del solsticio de invierno, y una hermana que amaba mucho al Señor murió de tuberculosis. Entonces este hermana Lee dijo al marido de la hermana fallecida que no hubiese de preparar ningún ataúd ni sepultura. Ella dijo a ese hermano Wong que no preparara ningún funeral, y le dijo que su esposa se levantaría al mediodía el próxima día. Había más de mil hermanos y hermanas en la iglesia en Chifú. Todos se asombraron de las noticias. Todos esperaban el mediodía del día siguiente. Cuando llegó la hora, nada sucedió. La hermana que hablaba en lenguas trabajó duro sobre la hermana muerta para tratar de resucitarla. Pero a pesar de todo lo que hizo, la persona muerta se quedó muerta; nada la pudo resucitar. Después de aproximadamente tres horas de esfuerzo vano, un anciano mayor dijo al marido de la mujer muerta que siguiera adelante y hiciera la preparación para su entierro. Desde entonces, nadie en la iglesia en Chifú creía nada más acerca del hablar en lenguas. Como resultado, la iglesia en Chifú fue rescatada.

Mi punto es éste: la razón por la cual todas estas cosas pentecosteses de hablar en lenguas sucedieron es que el cristianismo está demasiado muerto. Cuando los cristianos rehúsan hablar en las reuniones, Satanás inventará algunas cosas falsas para mover a la gente.

(Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, capítulo 4, por Witness Lee)