TODOS PUEDEN PROFETIZAR
A fin de que un hombre crezca en vida, que sea capaz de ejercitar su espíritu y que sea equipado con la verdad para su expresión y su elocución, él necesita abrir su boca para hablar. Todos tienen que aprender a hablar en las reuniones. Aun si ustedes no pueden hablar, tienen que aprender a hablar. Tenemos que practicar el hablar. Puede ser que ustedes sientan que no saben cómo hablar, pero si abren su boca sabrán cómo hablar. Muchos pueden testificar que si ustedes no hablan en una reunión particular, regresarán a casa con poca provisión. Pero en la reunión si ustedes abren su boca, obtendrán algo de suministro. Mientras más abran su boca, más disfrutarán las reuniones y más obtendrán el provecho. Mientras más ustedes hablen, más pueden hablar; mientras más hablan, más cosas tienen de que hablar. En las reuniones tenemos que hablar por el espíritu de fe. Tenemos que hablar en el Espíritu. En el momento que ustedes abran su boca, su espíritu saldrá. Esto es hablar en el Espíritu. En este hablar la fe se manifiesta y habrá mucho contenido y poder en su hablar.
En 1 Corintios 12:8 se nos muestra que la primera manifestación del Espíritu Santo en un creyente es una palabra de sabiduría. La segunda manifestación es una palabra de conocimiento. Luego están los que pueden profetizar (v. 10). Esto no quiere decir que profeticen en el sentido de predecir, sino en el sentido de hablar por y emitir Dios. Por esta razón, Pablo dijo: “Procurad... que profeticéis” (1 Co. 14:1). Otra vez él dijo: “Porque podéis profetizar todos uno por uno” (1 Co. 14:31). ¿Por qué? Porque: “el que profetiza, edifica a la iglesia” (1 Co. 14:4). Después de esto Pablo pasa a mostrarnos que cada vez que nos reunimos cada uno tiene un salmo, tiene una enseñanza, tiene una revelación, tiene una lengua o tiene una interpretación y que todos éstos deben hacerse para edificación (1 Co. 14:26). La revelación mencionada aquí es semejante a la palabra de sabiduría mencionada en el 12:8, y la enseñanza mencionada aquí es semejante a la palabra de conocimiento.
Después de leer todos estos versículos ustedes verán que nuestra reunión no es nada más que el hablar. Si se quitara de la reunión el hablar, no quedaría mucho; la reunión será desprovista de contenido. Es una lástima que nosotros hayamos sido influenciados tan profundamente por el cristianismo tradicional. Cada vez que nos reunimos, todos están callados. Todos esperamos a que uno o dos hablen. Esto está equivocado. Debemos cambiar nuestro concepto.
Hoy día el Espíritu es como el aire; El está soplando por todas partes. Pero si ustedes cierran la ventana, el viento nunca puede entrar y ustedes nunca pueden obtener aire. Tienen que creer que hoy día el Espíritu del Señor en nosotros es como el aire. El está también sobre nosotros como el viento. El problema es que no estamos dispuestos a abrir nuestra boca. Desde mi juventud después de que fui salvo sabía que como cristiano tenía que abrir mi boca para testificar y hablar por el Señor. Pero no estaba acostumbrado a hablar. Cada vez que yo hablaba me ponía colorado. Debido a esto, me decidí a ejercitarme. Muchas veces yo iba a la playa y hablaba a las olas. Espero que todos ustedes practiquen el hablar de la misma manera. Cuando ustedes hablen, háganlo por el espíritu de fe, y aprendan a ejercitar su espíritu para empujar las palabras.
(Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, capítulo 5, por Witness Lee)