Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, por Witness Lee

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EL JESUS RESUCITADO ENTRENANDO A LOS DISCIPULOS A ACOSTUMBRARSE A SU PRESENCIA INVISIBLE

Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra durante los tres años y medio, estuvo con los discípulos visiblemente. Cuando el Señor Jesús vino, Pedro le seguía. Cuando comía, Pedro comía también. Cuando El entraba y salía, Pedro podía seguirle. No era necesario ningún entrenamiento a fin de que los discípulos se acostumbraran a la presencia visible del Señor. Después el Señor dejó a los discípulos; El murió, fue sepultado y se levantó de los muertos. En resurrección El regresó y estuvo otra vez entre los discípulos. En aquel tiempo Su presencia se hizo una presencia invisible. Debido a esto, El necesitaba entrenar a Sus discípulos a experimentar esta presencia invisible. En el día de la resurrección del Señor Sus discípulos estaban reunidos en una casa. Era el anochecer, y las puertas y las ventanas estaban cerradas. De repente el Señor se apareció en medio de ellos y dijo: “Paz a vosotros” (Jn. 20:19). Finalmente, después de pasar algún tiempo con ellos, se desapareció. En realidad, El no dejó a los discípulos; solamente retiró Su presencia visible. La diferencia era solamente la de ser visible o invisible. El Señor se apareció imperceptiblemente y El retiró Su presencia visible imperceptiblemente.

En el camino a Emaús el Señor caminaba con los dos discípulos, escuchándoles mientras discutían la muerte y la resurrección del Señor (Lc. 24:13-35). Los dos discípulos no sabían que era el Señor. Cuando llegaron a una aldea, el Señor iba a seguir adelante, pero ellos le pidieron que se quedara, y el Señor se quedó con ellos. Cuando se sentaron a comer, el Señor tomó el pan y lo partió. En aquel momento ellos reconocieron que era el Señor. De repente el Señor se desapareció. Cuando no sabían que era el Señor, el Señor les seguía y caminaba con ellos durante un viaje largo; pero cuando reconocieron que era el Señor, se les desapareció.

Después de la resurrección del Señor El también se apareció a Pedro (1 Co. 15:5). Sin embargo, cuando el Señor retiró de Pedro Su presencia, éste se puso impaciente y dijo a los otros discípulos: “Voy a pescar”, y ellos le siguieron (21:3). Aquella noche no pescaron nada. Yo creo que el Señor Jesús mandó a todos los peces que se alejaran de ellos aquella noche, de modo que ningún pez se acercó a su red. No se daban cuenta de que el Señor Jesús estaba con ellos en su pesca. Al amanecer el Señor les preguntó si tenían algo de comer. Le respondieron: “No”. El Señor les dijo que echaran la red a la derecha de la barca. Le obedecieron y pescaron una abundancia de peces. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que era el Señor. Al tratar con los discípulos después de su resurrección, les parecía que el Señor se aparecía y se desaparecía repentinamente. En realidad, no era asunto de estar presente o no; era un asunto de ser visible o invisible.

Hoy día nosotros disfrutamos la presencia del Señor no de una manera visible o física, sino de una manera invisible y no vista. Esto nos es bastante difícil. Yo vengo practicando este asunto desde hace sesenta años. Gradualmente, por medio de mucha práctica, me he acostumbrado a esto. Ahora he aprendido el secreto. La presencia del Señor es real. Ustedes tienen la presencia del Señor, y yo también tengo la presencia del Señor. Cada uno de nosotros tiene la presencia del Señor. Pero aunque la presencia del Señor es práctica para mí, puede ser que sea muy abstracta para ustedes. En la mañana sólo necesito dedicar al máximo diez o doce minutos, e inmediatamente puedo disfrutar la presencia del Señor. Yo puedo tocar la palabra del Señor así como al Señor mismo, y puedo entrar en comunión con el Señor. Espero que ustedes practiquen el tener comunión con el Señor de esta manera. De esta manera las palabras del Señor automáticamente las digerirán. Si están dispuestos a aprender a hacer esto, mi próximo consejo para ustedes es que necesitan practicar el hablar de estas palabras.

(Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, capítulo 7, por Witness Lee)