Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, por Witness Lee

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LA REUNION GRANDE SIENDO CAPAZ DE REUNIR A LAS PERSONAS, PERO NO DE EDIFICARLAS

Es difícil tener las reuniones pequeñas. Consideren la iglesia en Taipéi como ejemplo. En el octubre pasado dividimos la iglesia allí en 399 grupos pequeños. Si las reuniones de estos grupos hubiesen de ser conducidas por predicadores dotados, nos harían falta 399 predicadores. Una forma más sencilla sería consolidar los grupos pequeños en veintiuna salas de reuniones. Con tener sólo veintiún oradores, el problema sería simplificado grandemente. Esta es la razón por la cual todas las denominaciones tienen que tener seminarios. Sin embargo, este medio de organización no se encuentra en la Biblia. No podemos tomar el camino de las denominaciones, dando énfasis sólo a las reuniones grandes, con sólo un número pequeño de personas que pueden dar mensajes. Este camino es atractivo sólo al gusto natural Debemos ver que aunque las reuniones grandes pueden reunir y despertar a la gente, no pueden edificarlos.

La sala de reuniones en Anaheim no empezó a existir de repente. No fue que estuvieron montones de materiales tirados por todas partes y que un día de repente todos se juntaron y resultaron ser un edificio. El diseño de aquel local fue esbozado primero personalmente por mí. Luego fue entregado a los hermanos para que trazaran el plan arquitectónico. Todos los días yo venía para supervisar. Camiones de materiales llegaron, pero había la necesidad de que algunos hicieran la obra fina de edificar juntos toda la madera, las piedras y el acero. Solamente entonces tendríamos la edificación. Si solamente recogiéramos el material, y no hubiese nadie que lo edificara, entonces después de todos estos años de lluvia y deterioro, todo el material estaría arruinado.

Por esta razón decimos que la obra del Espíritu Santo en Pentecostés fue absolutamente correcta. Dios es el Creador, y todo lo que El ha creado es bueno. Allá tuvieron las reuniones grandes bajo la dirección de Pedro, las cuales atrajeron a los tres mil y luego a los cinco mil (Hch. 2:41; 4:4), y tuvieron las casas a las cuales fueron añadidos los nuevos. Fue en las casas donde estos creyentes como materiales para edificación fueron edificados de manera práctica. No es suficiente simplemente reunir los materiales. Eso es fácil de hacer. Pero poner juntos los materiales para formar un edificio no es obra de un solo hombre. Debe haber muchos grupos pequeños que obren juntamente. Solamente entonces el edificio gradualmente será completado.

Las reuniones grandes pueden reunir a las personas, pero, ¿cómo pueden ser edificadas? Muchos evangelistas pueden traer miles de personas al Señor, pero, ¿dónde está la edificación? A lo más, estos evangelistas han hecho que los pecadores se convirtieran en creyentes. Pero todos los materiales están amontonados, y no hay edificación. Este principio también puede aplicarse a nosotros. Entre nosotros, grupo tras grupo de personas ha sido salvo y bautizado. Pero hoy día hemos perdido el contacto con muchos de ellos. Pocos han permanecido y han sido edificados. Yo creo que muchos de los santos en el recobro del Señor tienen un deseo de buscar al Señor. Pero mi pregunta para ustedes es, ¿cuánto de nosotros estamos edificados juntos?

La historia nos muestra que hasta hoy hay muy poca edificación en el cristianismo. Lo que se ha realizado durante todos los siglos es sólo una obra de avivamiento. Toda la historia del cristianismo es una historia de avivamientos. Es como el libro de Jueces. Cada vez que un gigante espiritual tal como Sansón fue levantado, los israelitas fueron revividos. Pero cuando se murió el gigante espiritual, el avivamiento fue enterrado con él. Este es el problema en el cristianismo. El camino del cristianismo es el camino de las reuniones grandes. Pero la manera de reunirse creada por Dios, como se registra en los primeros capítulos de Hechos, era tener reuniones pequeñas así como reuniones grandes.

(Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, capítulo 1, por Witness Lee)