Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, por Witness Lee

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LA IMPORTANCIA DE LAS REUNIONES DE LOS GRUPOS PEQUEÑOS

En el mensaje anterior hablamos de un vivir que procede del Espíritu Santo y que es mediante el espíritu humano. En este mensaje continuaremos viendo un vivir que es únicamente conforme al espíritu. Estas dos clases de vivir son para el fortalecimiento de nuestra práctica actual de las reuniones de los grupos pequeños en las casas.

La reunión del grupo pequeño es el fundamento para la edificación de la vida de la iglesia. Sin embargo, hoy día en el cristianismo la mayoría de la gente presta atención sólo a las reuniones grandes. Se utilizan las reuniones grandes para reunir a la gente. Después que la gente esta reunida, se presta muy poca atención a la obra de edificación. Por esta razón, entre la mayoría de los cristianos falta el elemento de edificación y casi no existe. La historia es semejante al relato en el libro de Jueces. Cuando un juez fue levantado, todos fueron revividos por un tiempo. Pero cuando ya no hubo juez, todos recayeron a la misma condición que antes.

La Biblia nos muestra que desde el principio de la vida de la iglesia había dos tipos de reuniones. Tenían las reuniones grandes en el templo, mientras que se tenían las reuniones pequeñas de casa en casa. Las reuniones grandes reunían e introducían la gente, a quienes entonces se les ponía en las reuniones pequeñas. En las reuniones pequeñas fueron criados y edificados. Allí ellos se coordinaban entre sí para ser edificados en la casa de Dios. Por tanto, el fundamento de la edificación de la iglesia está en las reuniones de los grupos pequeños.

Sin embargo, tenemos un concepto equivocado con respecto a las reuniones de los grupos pequeños. Pensamos que es necesario que unos predicadores capaces conduzcan estas reuniones. En realidad, es imposible tener predicadores suficientes para todas las casas. Aun los seminarios no pueden producir el número de predicadores que se requiere. En el Pentecostés después que fueron salvos los tres mil, es posible que aquella misma noche empezaran a reunirse en las casas. Si ése fue el caso, puede que hubiera habido por lo menos seis o setecientas reuniones pequeñas en las casas. Durante el día probablemente escuchaban un mensaje de Pedro en la reunión grande. Luego por la noche regresaban a casa para predicar el mismo mensaje. Debido a esta práctica, todos podían testificar, y todos podían predicar y enseñar (Hch. 8:1, 4).

(Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, capítulo 2, por Witness Lee)