TRES COSAS
Hechos 4:31 dice: “Y mientras estaban suplicando, el lugar en el cual estaban reunidos fue sacudido, y todos fueron llenos con el Espíritu Santo, y hablaban la palabra de Dios con valentía”. En este versículo, primero está el suplicar, la oración; en segundo lugar está el Espíritu Santo; y en tercer lugar está la palabra de Dios. Aquí podemos ver las tres cosas que consideraremos en este mensaje. Estas tres cosas son la oración, el Espíritu Santo y la palabra de Dios. Desde el día de Pentecostés los discípulos fueron perseguidos con severidad por el judaísmo. Bajo tal persecución, oraron al Señor y fueron llenados con el Espíritu Santo. Después de esto hablaron con denuedo la palabra de Dios. En el relato de Hechos 4:31, por una parte hay oración, y por otra están el Espíritu Santo y la palabra de Dios.
Hechos 6:4 dice: “Pero nosotros continuaremos firmemente en la oración y en el ministerio de la palabra”. Tanto la oración como la palabra se mencionan en este versículo.
Edificándonos en nuestra santísima fe
Judas 20 dice: “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo”. Este versículo empieza con la fe y termina con el Espíritu Santo y la oración. En el Nuevo Testamento la palabra “fe” tiene dos significados más un significado adicional. De los dos primeros, uno es objetivo y el otro es subjetivo. La fe objetiva es nuestra creencia. Son las verdades en las cuales creemos, el contenido del Nuevo Testamento. La creencia cristiana abarca toda la Biblia. Nosotros creemos todo lo que está en toda la Biblia. Esta es nuestra creencia. Esta creencia es objetiva. La fe subjetiva es nuestra acción de creer. Es la acción y el funcionamiento de nuestro creer. El tercer significado de la palabra “fe” se encuentra en Gálatas 3. En el versículo 23 Pablo dice que en el Antiguo Testamento la ley trabajaba para guardar al pueblo escogido de Dios tal como un redil, guardando las ovejas hasta que viniera la fe (comp. Jn. 10:1, 16). En el versículo 24 Pablo asemeja la ley a un conductor de niños que guardaba al pueblo escogido de Dios hasta que viniera Cristo. Gálatas 3:25 dice: “Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo”. Cuando viene la fe, la ley está terminada. Durante el tiempo del Antiguo Testamento la ley vino. Durante el tiempo del Nuevo Testamento la fe vino. Es difícil definir esta fe que vino en el tiempo del Nuevo Testamento. Para tener una explicación detallada de esta fe les aconsejaría que leyesen los mensajes del Estudio-vida de Gálatas que tratan de este asunto.
Nuestra creencia es el contenido del Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento nos dice que el Señor Jesús es Dios encarnado para ser hombre. El vivió en la tierra treinta y tres años y medio. En Su vivir estaba también Su obra. El murió en la cruz. Su muerte todo-inclusiva en la cruz resolvió todos los problemas en el universo. Luego de buena voluntad El entró en la muerte y el Hades. El se quedó allí por menos de cuarenta horas. Después de esto El se marchó de la muerte y del Hades y se levantó con Su cuerpo físico. En su resurrección El se hizo el Espíritu vivificante. Luego ascendió al tercer cielo y fue exaltado por Dios para ser Señor y Cristo. El fue coronado con gloria y honra, y fue hecho Rey de reyes y Señor de señores, y El obtuvo el trono.
Además, la Biblia nos dice que todos nosotros, los descendientes de Adán, somos pecadores destinados a muerte y perdición. Nuestro espíritu está muerto y nosotros somos malignos, caídos y corrompidos. Nuestro comportamiento es ofensivo para con Dios. Y todos nosotros estamos condenados ante Dios. Aunque ésta es nuestra condición, Dios desea que nos arrepintamos y que seamos salvos. Si nos arrepentimos, confesamos nuestros pecados, invocamos al Señor, creemos en El y le recibimos, nuestros pecados serán perdonados y Dios nos justificará. El Señor entrará en nosotros para ser nuestra vida, y seremos regenerados y salvos. El Dios Triuno estará en nosotros como nuestra vida y nuestro todo. Por fe entraremos en El y tendremos una unión orgánica con El, y en fe testificaremos de nuestra unión orgánica con El por el bautismo. El murió, y nosotros también morimos. El fue sepultado, y nosotros también fuimos sepultados. El se levantó de los muertos, y nosotros también nos levantamos. Somos un espíritu con El. En este único espíritu disfrutamos una vida con El y tenemos un solo vivir con El. De esta manera, llegamos a ser hijos de Dios y miembros del Cuerpo de Cristo. Cuando nos reunimos, somos el Cuerpo de Cristo. Aquí practicamos la vida de la iglesia juntamente y esperamos Su regreso. Cuando El regrese, El nos transfigurará y nos hará Sus co-reyes en el reino milenario. Este reino introducirá el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén. Estos son los puntos cruciales del Nuevo Testamento y ésta es nuestra creencia. Por lo tanto, nuestra creencia abarca toda cosa santa revelada desde Mateo 1 hasta Apocalipsis 22. Esta es nuestra santísima fe. Según Judas 20, debemos edificarnos en esta santísima fe.
(
Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, capítulo 8, por Witness Lee)