LA ORACION MATUTINA SIENDO UN TIEMPO
DE COMUNION CON EL SEÑOR
DELANTE DE LA PALABRA VIVA
Nunca puedo olvidar el primer artículo que leí sobre la oración matutina. Su título fue: “Planee el Año a Principios de la Primavera y Planee el Día por la Mañana Temprano”. El escritor del artículo dijo que la mañana es el tiempo más precioso y que la mejor forma de pasar la mañana es tener la oración matutina. Por supuesto, una oración matutina normal no servirá de mucho. La oración matutina verdadera es una en la cual uno toma la Palabra del Señor como al Señor mismo y tiene comunión con El cara a cara por medio de Su Palabra.
A veces cuando tienen su oración matutina, tratan de apurarse un poco porque quieren llegar a tiempo al trabajo. Bajo una circunstancia así ustedes prestarían atención inadecuada a su lectura y oración. En otras ocasiones puede ser que no estén apurados, pero puede ser que utilicen su tiempo para leer de manera ligera y así platiquen unos a otros. Ninguna de las prácticas arriba es buena. Si mientras están leyendo la Palabra del Señor, su espíritu no está ejercitado y si no tornan las palabras que leen como el Señor mismo, su oración matutina no es correcta. Si tienen una oración matutina solos o con varios otros, se debe guardar un principio: cada vez que van a leer la palabra de la Biblia, deben considerarla como el Señor mismo.
La Palabra del Señor es el Señor mismo (Jn. 1:1). Si ustedes me escriben una carta, es una cosa que yo reciba su carta, y es otra cosa que yo hable con ustedes cara a cara, con la carta en mi mano. Cuando nos acercamos a la Biblia, debemos tener la actitud de que estamos acercándonos al Señor con Su Palabra en nuestra mano, tornando la palabra como a El mismo. No estamos leyendo Su Palabra meramente; estamos acercándonos para hablarle a El y para permitirle hablar a nosotros. Esta es la forma de hacer viviente la Palabra del Señor para nosotros.
La Biblia no es un libro secular. Las palabras de la Biblia no tienen su origen en la mentalidad humana. La Biblia es el aliento de Dios; es decir, es Dios mismo. Esto no significa que adoremos la Biblia como a un ídolo. Necesitamos darnos cuenta de que las palabras de la Biblia son Dios mismo. Cada vez que ustedes leen la Biblia, Dios les habla allí. No deben leer la Biblia meramente con sus ojos; tampoco deben meramente memorizarla o entenderla con su mente. Deben orar-leerla con su espíritu (Ef. 6:17-18a). En otras palabras, deben mezclar su lectura con oración. La oración es comunicación con el Señor viviente. Mientras oran-leen de esta manera, están convirtiendo las palabras de la Biblia en su oración. Al final no están meramente leyendo la palabra del Señor; están hablando al Señor con Su palabra. Esta es la manera apropiada de tener comunión con el Señor. Esta clase de orar-leer es muy útil para nosotros. Por esta razón, cada vez que tenemos nuestra oración matutina, debemos tener el sentimiento profundo de que estamos allí para hablar al Señor y para que el Señor nos hable a nosotros.
(Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, El, capítulo 7, por Witness Lee)