Acerca de las reuniones en casa, por Witness Lee

LA NECESIDAD DE SACAR COMPLETAMENTE LAS REUNIONES DE HOGAR DE LA ESFERA DE LO COMÚN

Mientras asistimos a las reuniones de hogar, debemos sacarlas de la esfera de lo común: lo común que es la religión, la tradición y la muerte. La mejor manera de empezar una reunión de hogar no es leer las Escrituras, orar ni cantar himnos. La mejor forma de empezar es no tener ningún comienzo. Si usted llega a la reunión de hogar un poco antes de las 7:30, puede mirar las flores y la hierba por la ventana, y si verdaderamente siente la carga de orar, por supuesto puede empezar a hacerlo. Si un hermano entra y lo saluda, debe ponerse rápidamente en pie y estrecharle la mano y conversar con él. No obstante, debemos estar pendientes de una cosa: por causa del tiempo, cuando sean las 7:30, debemos empezar la reunión. Nuestra oración debe surgir espontáneamente, no de forma religiosa. Veinte minutos después de haber empezado la reunión, debemos orar-leer la Biblia juntos. No hay un líder en particular en ninguna reunión de grupo, sino que todos son líderes. No sólo los hermanos pueden tomar la delantera, sino también las hermanas. Todos debemos recordar que tenemos que comenzar a orar-leer la Palabra veinte minutos después que la reunión haya empezado. En ese momento debemos también tener a la mano los mensajes del Estudio-vida para que cualquiera pueda tomar la iniciativa de empezar a leer.

Nuestra lectura de la Palabra no debe ser rutinaria sino viviente. Cuando usted sienta interiormente un disfrute, simplemente comparta las tres o cinco frases que disfrutó. Cuando lea una frase y reciba interiormente un rico suministro, simplemente ofrezca espontáneamente una oración. Sin embargo, todos debemos recordar que cuando oremos, demos un testimonio o compartamos algo, no debemos tomar mucho tiempo. Nadie debiera hablar por más de dos minutos. Esta clase de reuniones ciertamente serán ricas.

En cada reunión de hogar, aunque no haya un líder designado, los que preparen algo para la reunión espontáneamente serán los líderes y los miembros del núcleo del grupo. Mientras cada familia prepara su propia comida, siempre hay uno o dos que realmente demuestran saber cocinar. Ellos deben asumir la responsabilidad de laborar un poco más y también la responsabilidad de enseñar a otros. A veces simplemente sucede que en una reunión de hogar todos son débiles, mientras que en otro grupo hay un mayor número de santos fuertes. En ese caso, uno debe tener comunión con los ancianos para de alguna manera se equilibren los que son fuertes en un área con los débiles, de modo que en cada reunión de hogar haya algunos miembros que formen un núcleo.

(Acerca de las reuniones en casa, capítulo 4, por Witness Lee)