SOLAMENTE LAS REUNIONES DE HOGAR
PUEDEN LLEVARNOS A ALCANZAR LA META DE DIOS
Esto no significa que una vez que retornemos a las reuniones de hogar dejaremos del todo las reuniones grandes. Incluso los aviones de hoy no pueden violar la ley que Dios estableció en la creación; es por ello que necesitan depender de dos alas para volar. Las reuniones grandes son un ala y las reuniones de hogar son la otra ala. Ambas son necesarias. Sin embargo, al largo plazo las reuniones pequeñas son más confiables que las reuniones grandes.
Queridos hermanos, ciertamente desde mi espíritu les pido —de hecho les ruego— que reciban la dirección que el Señor nos está dando hoy. Si no creen mis palabras, esperen y vean. Si no podemos seguir al Señor, entonces Él tendrá que buscar a otros, así como al principio nos buscó a nosotros. Si volvemos a repetir la historia del cristianismo, entonces el Señor dirá: “Ya he esperado lo suficiente. Tendré que ir en busca de otros”. Las reuniones grandes definitivamente no pueden alcanzar la meta de Dios. Si hemos de alcanzar la meta de Dios, debemos depender de las reuniones de grupos pequeños.
Hoy vivimos en una era científica. En todo estamos acostumbrados a la especialización. Cuando nos enfermamos, vamos al médico; cuando tenemos un litigio, acudimos a un abogado; y cuando necesitamos oraciones, buscamos un pastor. Esto se debe a que sólo los médicos saben de medicina, sólo los abogados saben de leyes, y sólo los pastores saben orar. Conceptos como éstos son naturales. El veneno del cristianismo se ha propagado entre nosotros. Subconscientemente, también quisiéramos tener un especialista que nos predique a todos nosotros. Sin embargo, incluso desde hace sesenta años yo vi que el Señor nos llamó a salir para avanzar por este camino, a fin de ser Su testimonio. Este testimonio es diferente de esta era, y es completamente diferente del cristianismo actual. El recobro del Señor de ninguna manera es otra obra del cristianismo.
Sin embargo, en Taipéi, el lugar donde nació el recobro del Señor en Taiwán, durante los pasados veintiséis o veintisiete años los hermanos han fielmente “guardado la propiedad familiar”, que consiste en recalcar las reuniones grandes sin tener reuniones pequeñas. Aunque todos se han esforzado por testificar por el Señor, inconscientemente hemos estado yéndonos cuesta abajo en una carretera que pareciera ser plana. La decadencia en los pasados veinte años ha producido un cambio significativo. Ahora les suplico a todos que cambien su concepto, a que presten atención a las reuniones pequeñas en vez de las reuniones grandes. Hagan lo posible por hacer esto. Queridos hermanos y hermanas, no hay otro camino. Si nos apartamos de esto, nos iremos cuesta abajo y estaremos en la misma corriente que el cristianismo. De este modo, no podremos guardar el testimonio actual del Señor.
(Acerca de las reuniones en casa, capítulo 2, por Witness Lee)