LOS DUEÑOS DE LA IGLESIA SON LOS SANTOS
Queridos hermanos, todos debemos tener este nuevo concepto, un nuevo sentir de que somos los propietarios de la iglesia. El hecho de que la iglesia sea el reino de Dios se basa en que la iglesia sea la familia de Dios. Es imposible que la iglesia sea fuerte si la familia no es fuerte. Para que la familia sea fuerte, cada santo debe ser un propietario. Los colaboradores sólo son esclavos de la casa. Quien lo sirve a usted no es el amo; usted es el amo de la iglesia. Al respecto, no debemos permitir que el cristianismo caído determine la atmósfera y sabor entre nosotros, llevándonos a exaltar a los predicadores, ancianos y ministros, y haciéndonos olvidar que los verdaderos amos son los santos. Esta noche estamos aquí para hacer todo lo posible por cambiarles este concepto. Si no logramos cambiar este concepto, entonces seguiremos en la esfera del cristianismo caído. Debemos ver esta luz, la cual es sumamente grande. A todos nos encantan las reuniones grandes, pero las reuniones grandes no existen por causa de las reuniones grandes. El propósito de las reuniones grandes es producir a los santos, para que luego ellos sean edificados como una sola familia.
Hechos 14 deja constancia de que el apóstol Pablo fue a Iconio, a Listra y a otros lugares, predicando el evangelio en todo lugar. Probablemente en menos de un año regresó para establecer ancianos en cada lugar. Todos los que llegaron a ser ancianos eran ancianos “bebés” que habían sido salvos por menos de un año. El concepto del apóstol era en última instancia hacer que los santos recordaran claramente que él, el apóstol, no tenía la intención de edificar la iglesia sobre sí mismo. Pablo predicaba el evangelio para que la gente fuera salva, establecía iglesias en todo lugar, designaba a algunos como ancianos, y luego les entregaba cada iglesia local a sus respectivos ancianos. Los padres tienen el concepto equivocado de considerar a sus hijos como niños. Al padre siempre le parece que sus hijos no saben hacer bien esto y aquello; y la madre siempre dice que sus hijas no saben cocinar. Le parece que sus hijas no saben hacerlo, y por tanto, ellas deben dejar que ella cocine. Como resultado, estos hijos e hijas en realidad no saben hacer nada; todos parecen ser personas lisiadas. Sin embargo, bajo el liderazgo de Pablo, los “bebés” llegaron a ser ancianos.
(Acerca de las reuniones en casa, capítulo 5, por Witness Lee)