Economía de Dios y el misterio de la transmisión de la Trinidad Divina, La, por Witness Lee

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LA TRINIDAD DIVINA ES EL ELEMENTO CONSTITUTIVO DEL LIBRO DE EFESIOS

Efesios es un libro maravilloso acerca de la impartición divina. En toda la Biblia Efesios es el único libro en el que cada capítulo está estructurado con la Trinidad Divina como su elemento básico. Por ejemplo, el capítulo 1 habla acerca de la selección y predestinación del Padre, de la redención efectuada por el Hijo y de la obra del Espíritu de sellarnos y darse en arras a nosotros. Éste es el elemento básico de la estructura de Efesios 1.

La Trinidad Divina en el capítulo 1 lleva a cabo la economía de Dios

Efesios 1 revela que el Padre nos escogió y predestinó antes de la fundación del mundo conforme a Su plan. En el tiempo el Hijo nos redimió a fin de llevar a cabo lo que el Padre había planeado, y después que el Hijo efectuó la redención, el Espíritu vino para sellarnos y darse en arras a nosotros a fin de aplicar lo que el Hijo logró. Por lo tanto, el Hijo llevó a cabo todo lo que el Padre planeó, y después que el Hijo efectuó la redención, el Espíritu aplica todo lo que el Hijo ha logrado por nosotros. Es así como se estructura el capítulo 1, que nos habla de la realización de la economía de Dios. En otras palabras, la realización de la redención y salvación divinas depende enteramente de la Trinidad Divina, es decir, del Padre, del Hijo y del Espíritu.

La Trinidad Divina en el capítulo 2 nos guía al Dios Triuno

En el capítulo 2 la Trinidad Divina no se menciona de manera tan clara y específica como en el capítulo 1, pero en 2:18 se alude a la Trinidad Divina: “Porque por medio de Él los unos y los otros tenemos acceso en un mismo Espíritu al Padre”. Esto nos muestra que el Padre como fuente es Aquel que predestina y planea. ¿Cómo tenemos acceso al Padre? Primeramente por medio del Hijo, quien, al efectuar la redención, llegó a ser el medio por el cual tenemos acceso al Padre. En segundo lugar, para tener acceso al Padre necesitamos estar en el Espíritu. Si tenemos los medios, pero no somos guiados, aún no podemos llegar a la meta. Por lo tanto, este versículo nos muestra de forma concisa y precisa que tenemos acceso al Padre por medio del Hijo, quien efectuó la redención, y en el Espíritu, quien nos sella y nos guía; es decir, por medio del Hijo tenemos acceso en un mismo Espíritu al Padre. Como resultado nosotros, seres humanos creados, caídos y redimidos, hemos sido unidos al Dios Triuno. En otras palabras, hemos sido forjados en Él.

(Economía de Dios y el misterio de la transmisión de la Trinidad Divina, La, capítulo 7, por Witness Lee)