Economía de Dios y el misterio de la transmisión de la Trinidad Divina, La, por Witness Lee

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PROCURAR CRECER EN VIDA

En primer lugar, tenemos que ir en pos del crecimiento en vida. Tanto nuestra salvación como nuestro crecimiento dependen de la vida. De la misma manera, ser útiles en las manos del Señor también depende de la vida. El poder brindar ayuda a otros depende de la vida, y ser fructíferos en la predicación del evangelio también depende de la vida. Tomemos por ejemplo nuestra práctica de salir a tocar a las puertas de casa en casa. Podemos ver que la eficacia que ello tenga depende de la vida. Una cosa es que una persona vestida desaliñadamente salga a tocar a las puertas, y otra muy diferente que lo haga una persona de buenos modales. Sería tremendo si el presidente de una nación saliera a tocar a las puertas. Por lo tanto, el valor que tenga alguna cosa varía según la persona que lo hace. Si el apóstol Pablo les predicara el evangelio del perdón hoy aquí, sería un mensaje de mucho peso. Pero si nosotros lo hiciéramos, el resultado sería muy diferente debido a que no somos tan avanzados en vida como Pablo. Por consiguiente, debemos prestar atención a nuestra búsqueda de la vida y procurar crecer en vida.

Todos sabemos que el crecimiento en vida de todos los seres vivientes de la naturaleza, como las flores, la hierba, los árboles y las diferentes clases de animales, es algo que se produce momento a momento y día tras día. La circulación de la sangre en nuestro cuerpo, que es la base de nuestro crecimiento, es continua y sumamente rápida. En el pasado hubo un hermano en la iglesia que era médico y que abrió una clínica para el evangelio junto al salón de reuniones número tres de Taipéi. Él fue muy usado por el Señor para conducir a muchos a la salvación. Él me dijo que aun antes que una persona termine de hablar una frase, su sangre ya ha circulado una vez por todo su cuerpo. Una persona crece en vida día a día, y continúa creciendo incluso cuando llega a la edad de cien años. La Biblia nos dice que los patriarcas tuvieron una larga vida. Por ejemplo, Adán vivió hasta los novecientos treinta años. Además, durante todos los años que vivió, estuvo creciendo. Por consiguiente, lo primero a lo cual debemos prestar atención es la vida. En todos los libros que hemos publicado, el asunto del cual hemos hablado más y hemos recalcado más es la vida. Ustedes tienen que apartar tiempo para estudiar estos dos libros: El conocimiento de la vida y La experiencia de vida.

(Economía de Dios y el misterio de la transmisión de la Trinidad Divina, La, capítulo 11, por Witness Lee)