LAS EXPERIENCIAS ESPIRITUALES
DE UN INDIVIDUO Y DE LA IGLESIA
CONSISTEN EN SER QUEBRANTADOS
En el mundo secular la gente sabe que la condición idónea de una persona a menudo difiere de su verdadera situación. Esto también se puede aplicar a asuntos espirituales. Los creyentes que buscan más del Señor y le siguen descubren con el tiempo que hay con frecuencia una diferencia sustancial entre su verdadera condición y la condición que ellos desean. Muy pocos creyentes han aprendido las lecciones o han experimentado los tratos del Señor. Pocos pueden testificar que desde el día que fueron salvos nunca han tenido problemas en su búsqueda del Señor, o que han logrado lo que deseaban o que han llegado a la condición espiritual que habían anhelado. Las biografías de creyentes espirituales revelan que, en cuanto a sus experiencias, ellos fueron principalmente quebrantados.
Consideremos el asunto de la lectura de la Biblia. Después de recibir la salvación o después de ser avivados, muchos creyentes hacen un voto para leer la Biblia todos los días. Incluso consideran el método que deben usar para completar su lectura en un año. Su plan es ideal. Sin embargo, muy pocos creyentes logran cumplir con su plan ideal, y cuando lo hacen, no parece que haya sido de mucho beneficio. En contraste, aquellos que sí logran leer la Biblia apropiadamente, son los que, al leerla, tienen la experiencia de ser quebrantados. Ellos desean leer la Biblia diligentemente, pero Dios dispone muchas situaciones en el entorno de ellos que los interrumpen. Tienen el firme deseo de dedicar varias horas al día para leer la Biblia, pero Dios dispone circunstancias que son inevitables, como por ejemplo un hermano que busca ayuda porque tiene un problema en la familia, o una hermana que viene a tener comunión porque está descontenta con su esposo, sin mencionar los problemas que ellos mismos tienen. Estas situaciones hacen imposible que ellos cumplan su deseo de leer la Biblia. Apenas pueden leer un pasaje pequeño de la Biblia y meditar brevemente al respecto en medio del caos en que viven. Puedo testificar que leer la Biblia de esta manera con frecuencia trae una iluminación especial de parte de Dios y produce resultados inesperados. Sin embargo, los que pueden leer la Biblia según lo planeado, quizás no reciben ninguna luz. Tal vez lleguen a ser muy versados en la Biblia, pero están en una condición de muerte. Los que pueden recibir luz al leer la Biblia muchas veces tienen la experiencia de ser quebrantados.
Este mismo principio no solamente se aplica a la lectura de la Biblia, sino también a la oración y a otras actividades espirituales. Este principio también se aplica a la obra del Señor y a la iglesia. Podemos decir que la historia de la iglesia es una cuestión de ser quebrantados. Sin embargo, tales experiencias producen un verdadero crecimiento de vida.
Los expositores de la Biblia han valorado supremamente la iglesia en el Pentecostés. Ellos consideran que la iglesia primitiva no tenía mancha ni defecto. En cuanto a la obra de Dios, no había ningún problema; sin embargo, la iglesia experimentó problemas graves. Por ejemplo, en Hechos del capítulo 1 al 4 la condición de la iglesia era maravillosa, pero en el capítulo 5 ocurrió algo negativo: Ananías y su mujer, Safira, le mintieron al Espíritu Santo (vs. 1-11). En este pasaje, aun cuando apenas despuntaba la mañana, parecía como si el sol se hubiera empezado a ocultar. Luego, en el capítulo 6, se suscitaron quejas en cuanto a la distribución de los alimentos (vs. 1-2). Así que, la iglesia en el Pentecostés no era muy espiritual ni muy buena. Todo lo que Dios hace es bueno, pero nuestras situaciones no son nada ideales, ya que tenemos que ser probados y quebrantados para llegar a ser confiables. Esto aplica a la iglesia y a los creyentes individuales.
La condición de la iglesia en el Pentecostés puede compararse con un ladrillo de barro crudo que lleva una figura recién pintada. La figura debe fundirse en el ladrillo al pasar por el fuego. Dios realizó una obra de gracia en la iglesia primitiva y la dispuso con una situación maravillosa. Poco después la iglesia pasó por una gran prueba; fue puesta en un “horno” a fin de ser quebrantada. Dios suministró a la iglesia Su gracia y permitió que la iglesia fuese puesta a prueba. Pero la iglesia fracasó y entró en desolación. Por esta razón, el apóstol Pablo, quien predicó el evangelio a los gentiles, dijo que todos los que estaban en Asia le habían vuelto la espalda (2 Ti. 1:15). Esto muestra el grado de desolación al cual llegó a estar la iglesia.
Según la condición externa de la iglesia, se había vuelto peor de lo que era en el Pentecostés. Pero según su naturaleza intrínseca, la iglesia durante el tiempo de Pentecostés era inferior a la iglesia durante el tiempo en que rechazó a Pablo.
Este mismo principio se puede aplicar a nuestra presente situación. Por ejemplo, una iglesia local que al comienzo del año está floreciente y próspera, puede caer debido a dos pequeños problemas que confronta en la segunda mitad del año y nunca recobrar su condición inicial. Sin embargo, según su naturaleza intrínseca, la condición de esta iglesia en la segunda mitad del año quizás sea más fuerte que en la primera mitad del año.
(
Ley del avivamiento, La, capítulo 5, por Witness Lee)