NECESITAMOS UN NUEVO COMIENZO
Estamos equivocados si esperamos que nuestra búsqueda espiritual tendrá un solo comienzo con un solo curso y un solo final. Tal expectativa nunca se cumplirá. Siempre se desarrollarán varias etapas en nuestra experiencia del Señor, y cada etapa tendrá un comienzo, un curso y un final. Esto se ve claramente en las biografías de creyentes normales a lo largo de la historia de la iglesia. Por ejemplo, la señora Guyón, según su autobiografía, no tropezó, pero ella sí experimentó varios nuevos comienzos. Ella dijo haber renovado sus votos nupciales con el Señor. Cada renovación de su voto nupcial era un nuevo comienzo. Antes que ella pudiese experimentar un nuevo comienzo, debía haber experimentado el final, la conclusión, de la etapa previa. Por lo tanto, aun si no tropezamos, debe haber muchos nuevos comienzos en nuestra búsqueda espiritual. Esto significa que debemos llegar a un final para poder experimentar otro comienzo.
Después de obtener una sensación de satisfacción en el proceso de ir en pos del Señor y buscarle, es normal sentirnos vacíos e insatisfechos y sentir que hemos perdido la presencia del Señor. Este sentir de vaciedad e insatisfacción es una señal que nos dice que ha llegado el momento de un nuevo comienzo. Este sentir de insatisfacción puede compararse con la señal de la luz vial verde, la cual anuncia que debemos avanzar. Una luz roja nos anuncia que debemos detenernos, pero cuando la luz se vuelve verde, podemos seguir adelante con nuestra jornada. El sentir interior de insatisfacción es la luz verde de nuestra jornada espiritual. La insatisfacción incluye las sensaciones de tinieblas, vaciedad, vejez, debilidad y desánimo. También comprende la sensación de no sentirnos aptos para percibir la presencia del Señor, de perder nuestro gusto por la oración, de no recibir luz de la Biblia, de sentir sequedad cuando damos un mensaje y de perder la unción. Estas sensaciones no son algo fortuito. Ellas son señales que nos dicen que es tiempo de emprender una nueva búsqueda.
Cuanta más comunión tengamos, más percibiremos la necesidad de tener un nuevo comienzo. La iglesia ha llegado al final de una etapa y, por ende, necesita un nuevo comienzo. Si no tenemos un nuevo comienzo, caeremos inevitablemente en un servicio formal y en una adoración religiosa.
El servicio formal y la adoración religiosa llevan implícito la observancia de normas y el cumplimiento de reglamentos. Nuestro servicio quizás haya sido viviente y fresco hace siete u ocho años atrás, pero será invadido por la muerte y la vejez si continuamos sirviendo de la misma manera. Por ejemplo, durante los tiempos de Moisés el servicio antiguotestamentario era viviente, pero después de varios años perdió su vitalidad y entró en muerte. A fin de que seamos liberados de un servicio formal y de una adoración religiosa, la iglesia debe tener un nuevo comienzo. Esto no quiere decir que necesitamos un método nuevo o una manera nueva. Nuestra posición es la correcta. La manera en que llevamos a cabo nuestro servicio también es la correcta, pero le hace falta vitalidad. Espero que los servidores puedan percibir la vejez. Los servidores deben tener un nuevo comienzo, de modo que ellos puedan influir en los santos y así ocasionar que las iglesias tengan un nuevo comienzo.
(
Ley del avivamiento, La, capítulo 1, por Witness Lee)