Expresión práctica de la iglesia, La, por Witness Lee

COMO GUARDAR LA UNIDAD

Les presentaré la manera de guardar la unidad: no tratemos de convencer a otros con nuestras opiniones, sino que seamos fortalecidos en nuestro espíritu, seamos ricos en la experiencia de Cristo, y preocupémonos por la debida vida de iglesia.

Siempre existen dos asuntos que causan problemas en la iglesia. El primero es que las personas continuamente desean que otros sean iguales a ellos. El segundo es que las personas buscan reglamentos y, por ende, preguntan: “¿Cuál es el debido camino? ¿Es éste el camino correcto?”. Todos somos así, y debemos a toda costa ser librados de estos dos conceptos. Lo que necesitamos no son reglamentos, sino llenarnos de Cristo y abundar ricamente en la vida de iglesia. No debemos insistir en este camino o aquel, sino que debemos centrarnos en Cristo y la iglesia.

Seamos amplios y liberales con relación a todo lo que no sea Cristo y la iglesia. No debemos imponer sobre otros lo que no sea el Señor como vida y la iglesia como Su expresión, ni tampoco debemos oponernos a tales experiencias. Algunos quizá pensarán que soy muy liberal y que no le presto atención a la Biblia, pero yo les pediría que lean el capítulo catorce de Romanos nuevamente y que atiendan esta porción así como lo hacen con el resto de la Biblia. En este capítulo el apóstol Pablo expresa una actitud muy amplia, y nos exhorta a ser iguales. La epístola a los Romanos no sólo contiene el capítulo doce sino también el catorce; hoy en día los creyentes le prestan mucha atención al capítulo doce pero descuidan el catorce. Es imposible experimentar la verdadera vida del Cuerpo que se ve en el capítulo doce, si no tomamos en cuenta lo que dice el capítulo catorce. La vida del Cuerpo en el capítulo doce requiere la actitud amplia y liberal que se encuentra en el capítulo catorce a fin de que se guarde la unidad. De no ser así, la unidad del Cuerpo de Cristo será dañada por las opiniones disidentes y los diferentes conceptos. Si en verdad nos preocupamos por lo que la Biblia dice, prestaremos atención a lo que dice el capítulo catorce de Romanos.

A algunos nos les gusta cuando otros dicen “Amén” en las reuniones, pero los que dicen “Amén” tienen la base bíblica para hacerlo. Cuando el pueblo de Israel llegó a la tierra de Canaán, la congregación dijo: “¡Amén!” (Dt. 27:11-26). Y en Apocalipsis 5:14 y 19:4 las cuatro criaturas vivientes y los veinticuatro ancianos dijeron: “¡Amén!” Ellos dirán: “¿Por qué razón usted no dice ‘Amén’?” ¿Quién está correcto y quién está equivocado? De cualquier modo, debemos ser tolerantes en todos estos asuntos. No debemos insistir en tales cosas, sino sólo en Cristo y la vida de iglesia.

Tengo una convicción profunda de que en estos días el Señor recobrará la debida vida de iglesia. El no se preocupará por los asuntos doctrinales, así como no se preocupó de eso cuando vino por primera vez. En aquel tiempo, el Señor Jesús y Su precursor, Juan el Bautista, abandonaron todas las costumbres religiosas. No abandonaron a Dios, pero sí dejaron la religión del judaísmo. Creo que hoy, en el tiempo de Su segunda venida, el Señor repudiará todos los ritos, reglamentos y doctrinas muertas del cristianismo.

(Expresión práctica de la iglesia, La, capítulo 7, por Witness Lee)