LA MANERA DE GUARDAR LA UNIDAD
¿Cuál es la manera de tener este disfrute? La manera simplemente consiste en guardar la unidad. Hoy en día muchas personas ponen excusas diciendo que era más fácil guardar la unidad en los tiempos de los apóstoles, pero que hoy no es tan fácil. Dicen que ahora es imposible guardar la unidad, así que no debemos hablar de ella; sólo es suficiente hablar acerca del Señor Jesús y ayudar a otros para que le conozcan. Incluso dicen que cuanto más hablemos de la unidad, más divisiones tendremos. Pero si no guardamos la unidad, no tendremos el óleo ni el rocío, y será difícil que el Señor ordene la bendición de vida.
¿Cómo podemos guardar la unidad? Debemos ver que la unidad del Cuerpo es la unidad del Espíritu. El Espíritu mismo es la unidad. Guardar la unidad simplemente significa tener el Espíritu. Sólo podemos conservar o preservar lo que ya tenemos; la unidad del Espíritu ya está aquí, y sólo necesitamos guardarla.
Pero, ¿cómo podemos guardar la unidad? Según lo narrado en el Nuevo Testamento, era fácil guardar la unidad en Jerusalén porque allí no había divisiones; asimismo, guardar la unidad en Antioquía también era fácil. Sin embargo, guardar la unidad en Corinto no era fácil porque la iglesia en Corinto estaba dividida en cuatro grupos: uno de Pablo, otro de Cefas, otro de Apolos y otro “de Cristo”. Y cada uno de estos cuatro grupos estaba compuesto de verdaderos creyentes. En tal situación, ¿cómo podían guardar la unidad? Si nosotros guardáramos la unidad con los que eran de Pablo, ¿sería ésa la unidad apropiada? Quizá ellos nos amarían y nosotros los amaríamos a ellos, pero ésa no sería la unidad apropiada; sería la unidad basada en Pablo y no en el terreno de la unidad.
En los tiempos del Antiguo Testamento, Jerusalén era el lugar escogido por Dios donde Su pueblo le adoraría, pero a fin de cuentas todos fueron llevados cautivos a Babilonia. Suponiendo que figurásemos entre aquellos que estaban en Babilonia, ¿estaríamos en la unidad apropiada? Quizá habría cierta unidad, pero no sería la apropiada porque el terreno no era el correcto; Babilonia era el lugar equivocado. Sólo el lugar que el Señor escoge es el terreno apropiado de la unidad.
Si fuéramos al grupo de Cefas o de Apolos, e incluso al que era “de Cristo”, el resultado sería el mismo. No importaría cuánto los amáramos y fuéramos uno con ellos, el terreno estaría equivocado. Quizá haya cierta unidad, pero no sería la base correcta. Pablo dice que ¡éstas son divisiones!
Así que ante todo, debemos conocer la unidad, y debemos conocer la unidad adecuada. Es imposible guardar la unidad apropiada en Babilonia o en cualquiera de las divisiones de Corinto. Es necesario regresar a Jerusalén, es decir, al terreno de la localidad. Si estamos en Babilonia, debemos regresar a Jerusalén; si estamos en una de los grupos sectarios de Corinto, tenemos que regresar al terreno de la unidad en Corinto. Es imposible tener la unidad apropiada en un grupo sectario; es necesario regresar al único terreno de la unidad.
(Expresión práctica de la iglesia, La, capítulo 11, por Witness Lee)