II. EL ALIMENTO
Lectura bíblica: Dt. 8:8-10; 32:13, 14; Nm. 13:23, 27; 14:7, 8; Jue. 9:9, 11, 13; Zac. 4:11, 14; Os. 14:6, 7; Jn. 12:24; 6:9, 13; 15:5
Hemos visto que en el Antiguo Testamento hay muchas cosas que tipifican a Cristo, pero una sola es el tipo todo-inclusivo de Cristo; y ésa es la tierra de Canaán. A esta tierra frecuentemente se le llama la buena tierra. El Señor la llamó “una buena tierra”, y una vez se le llamó “una tierra sumamente buena”. Ya hemos considerado cuán buena es en muchos aspectos, tales como su amplitud, su altitud y sus riquezas inescrutables. Hemos visto cuán rica es en agua, y ahora veremos sus riquezas en varias clases de alimento.
En el Evangelio de Juan, el Señor dijo que nos daría el agua viva, y en el mismo Evangelio nos dijo que El es el pan de vida que descendió del cielo. No sólo nos da el agua viva, sino que El mismo es el pan de vida. La bebida siempre acompaña al alimento. Si le invito a usted a una comida, le daré algo de beber, y también le daré algo de comer. El alimento y la bebida siempre van juntos.
Ahora podemos entender por qué Deuteronomio 8 tiene tal orden. Primero habla del agua, de varias clases de aguas: manantiales, fuentes y arroyos. Las aguas son diferentes no sólo en sus etapas, es decir, la etapa del manantial, la de la fuente y la del arroyo, sino también en ser varias clases de manantiales, fuentes y arroyos. Esas ya las hemos considerado. Luego, inmediatamente después de mencionar las aguas de la tierra, habla acerca del alimento.
(Cristo todo-inclusivo, El, capítulo 5, por Witness Lee)