EL MANA
Después de la pascua, la siguiente experiencia que tenemos de Cristo es el maná. Después de disfrutarle como el cordero, seguimos adelante para disfrutarle como nuestro alimento diario. ¿Es el maná de la vida vegetal o de la vida animal? Consideremos la Escritura:
Números 11:7-9: “Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio. El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo. Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.”
Exodo 16:31: “Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel”.
Aquí hemos leído que el maná es como una clase de semilla y su sabor como sabor de aceite nuevo y de miel. En esto también vemos dos vidas mezcladas. Notemos ahora también que la apariencia del maná es como el bedelio. El significado correcto del bedelio es perla. En Apocalipsis 21 vemos que la perla es uno de los constituyentes del edificio de Dios. Por lo tanto, el maná, como perla, tipifica algo que ha sido transformado en material para el edificio de Dios. Bedelio es la misma palabra que se usa en Génesis 2. En ese pasaje se presentan el árbol de vida y luego un río en cuya corriente se encuentran varios materiales preciosos, uno de los cuales es el bedelio. Esto significa que cuando tomamos del árbol de la vida y bebemos del agua de vida, se produce la perla, el material transformado para el edificio de Dios.
Entonces, el maná es una substancia que comprende todas estas naturalezas: la de la vida vegetal, la de la vida animal y la de la vida transformada. Tenemos que disfrutar este aspecto de Cristo. Debemos disfrutarle como el cordero de la pascua con el pan sin levadura y las hierbas amargas, y debemos seguir adelante para disfrutarle como el maná, que incluye la vida vegetal, la vida animal y la naturaleza transformada. Por medio de participar de Cristo como nuestro maná diario, podemos ser transformados en material para el edificio de Dios.
Pero, ¿es esto suficiente? No, hay algo más. La manera de entrar en la tierra empieza en el capítulo 12 de Exodo y continúa hasta el último capítulo de Josué. Debemos leer todo esto concienzudamente para entenderlo claramente; entonces tendremos la manera de poseer la tierra.
(Cristo todo-inclusivo, El, capítulo 9, por Witness Lee)