LA APLICACION DE LA AMPLITUD DE CRISTO
Quisiera preguntarle: ¿Puede aplicar esto? ¿Puede aplicar la medida de Cristo? ¿Puede aplicar la anchura, la longitud, la altura y la profundidad? Déjeme ilustrarlo. Un día se me acercó una hermana y me dijo: “Hermano, usted conoce a mi familia. Ya sabe qué clase de persona es nuestro hermano [el esposo de ella]”. Yo le contesté: “Sí, lo sé, lo sé”. “También sabe que tengo cinco niños y que viene otro en camino, y llegarán a ser seis. Todavía estoy joven, y me temo que después del sexto vengan aún más niños. Me preocupa esta situación”. Luego le pregunté: “Hermana, ¿sabe usted cuán grande es Cristo?” Me dijo: “Hermano, ésa es una pregunta rara. Nunca he pensado en ello. ¿Qué quiere decir con eso?” Después le hice comprender que el Cristo que había recibido es un Cristo ilimitado. Pero no es fácil ayudar a la gente a comprender cuán grande es Cristo en una forma práctica. Ella me dijo: “Hermano, sé que el Señor es muy grande; esto lo sé muy bien”. Así que, le dije: “Hermana, estoy muy familiarizado con su problema, y le doy gracias al Señor por todo lo que usted ha experimentado. Dígame, ¿cómo es que usted se ha sostenido y ha podido sobrellevarlo todos estos años?” Me respondió: “¡Oh, es el Señor! Sin El no habría podido”. Entonces le dije: “Hermana, ¿cree usted que el Señor es tan limitado? Si El pudo sostenerla en los años pasados cuando tenía un esposo y cinco niños, ¿no podrá ayudarla cuando tenga uno o dos niños más? ¿Es acaso el Señor tan pequeño y restringido?” Por fin entendió. “Hermano, por supuesto que el Señor es ilimitado, sí, ¡es ilimitado!” Le seguí diciendo: “¡Qué bueno, hermana! Si sabe que el Señor es ilimitado, eso es suficiente. Váyase en paz y eche toda su ansiedad sobre El. Acójase al Señor como su ayuda ilimitada”.
En otra ocasión se me acercó un hermano y me dijo: “Hermano, mi esposa es así y asá. Me temo que las cosas vayan de mal en peor. Hasta ahora he podido soportar, pero si algo más sucede, temo sufrir un colapso nervioso. Sólo pensarlo es insufrible”. Le contesté de la misma manera que a la hermana. “Hermano, ¿cómo es que ha podido soportarlo hasta ahora?” “¡Oh, hermano, sólo por Cristo!” exclamó. Entonces le dije: “Piensa, hermano, que el Señor es limitado que sólo llega a ese grado? Si experimentara al Señor de una manera más amplia, si experimentara a un Cristo más grande, usted podría enfrentarse a una situación peor”. “Oh”, exclamó, “Eso es lo que me temo. Ya es bastante mala. ¡Le pediría al Señor que se detuviera aquí ahora mismo!”. Le dije: “Bueno, si esto le es suficiente, sólo podrá conocer a Cristo hasta ese grado. Si quiere tener una experiencia de Cristo que vaya en aumento, debe estar dispuesto a enfrentar una situación peor cada día”.
Oh, hermanos, en su experiencia pueden conocer la extensión, la vastedad de Cristo. Por su experiencia pueden darse cuenta de la amplitud de Cristo. El es ilimitado. Cristo es bueno en lo ilimitado que es.
(Cristo todo-inclusivo, El, capítulo 2, por Witness Lee)