Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, El, por Witness Lee

EL PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS SE LO REVELÓ

El Señor le dijo a Pedro: “Bienaventurado eres, Simón Barjona, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos” (v. 17). El Señor parecía decirle: “Tú eres Simón, hijo de Jonás, el hijo de un hombre de carne y sangre. Pero esto, no te lo reveló carne ni sangre; fue Mi Padre que está en el cielo quien te lo reveló”. Debemos pedirle al Padre que está en el cielo que nos conceda ver que Jesús es el Cristo y el Hijo del Dios viviente. Necesitamos que el Padre nos muestre que Cristo posee el agua, la vida y también el aceite, la capacidad para ejercer la función. No piense que usted ya sabe que Jesús es el Cristo y que es el Hijo del Dios viviente. Esto puede ser una simple terminología para usted. Es posible que aún no haya recibido la revelación de este hecho. Cuando estuvimos en la escuela dominical, se nos enseñó que Jesús era el Cristo y el Hijo de Dios. Sin embargo, estos términos no significaban nada para nosotros. Necesitamos recibir la revelación de que el Jesús, en quien hemos creído para ser salvos, es el Cristo, el aceite derramado sobre nosotros para ejercer nuestra función, y el Hijo del Dios viviente, el agua que está en nosotros para que tengamos vida.

(Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, El, capítulo 1, por Witness Lee)