Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, El, por Witness Lee

NO ES UN SUFRIMIENTO, SINO UN GOZO

Cuando el Señor habló acerca de perder el alma, no habló del sufrimiento. No debemos pensar que si perdemos el alma, sufriremos. Si usted ha tenido alguna experiencia al respecto, estará de acuerdo en que aparentemente perder el alma nos causa sufrimiento, pero en realidad es un verdadero gozo. Si una hermana pierde su alma al perdonar a su esposo, esto será un gozo para ella y para su familia, lo cual redundará en una buena vida familiar. En principio, sucede lo mismo con la edificación de la iglesia; perder el disfrute anímico es un gozo porque esto redunda en la edificación de la iglesia. Si estamos dispuestos a perder nuestra alma de una manera práctica, otros serán alimentados y edificados por nosotros. Esto no es un sufrimiento, sino un gozo.

Hebreos 12:2 dice que el Señor, por el gozo puesto delante de Él, sufrió la cruz. El Señor no fue a la cruz con lágrimas en los ojos; al contrario, fue gozosamente. Ir a la cruz fue la manera en que Él perdió Su alma. Sin embargo, debido a que vio el resultado de antemano, no sintió lástima de Sí mismo, pues sabía que por medio de Su muerte muchos granos serían producidos (Jn. 12:24).

Nuestra necesidad hoy en día es que todos aprendamos a perder nuestra alma. En la vida de iglesia no debemos insistir en conservar ningún disfrute para nuestra alma. Sin embargo, esto no significa que los que están en las casas de hermanos deban trabajar como esclavos. Los padres de algunos de los hermanos pueden malentender esto. Si usted tiene la gracia, comprenderá que perder el alma no es una forma de esclavitud. Mientras usted lava los platos en la casa de hermanos, usted estará contento y dispuesto a perder el disfrute de su alma para satisfacer a otros.

(Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, El, capítulo 5, por Witness Lee)