LA IMPARTICIÓN DE LA VIDA
Antes de empezar a hablar de la función que cumple el Ungido, debemos ver que el Hijo del Dios viviente es la corporificación de lo que Dios es. Todo lo que Dios es ha sido corporificado en el Hijo. Por lo tanto, el Hijo es la esencia, la sustancia, de lo que Dios es. Esto es para dar vida. El Padre es la fuente de la vida, y el Hijo es la impartición de la vida. Esto significa que el Padre es la persona escondida y que el Hijo es la persona expresada. El Hijo es la expresión del Padre a fin de ser la impartición de vida. Por consiguiente, si tenemos al hijo, tenemos la vida. Como dice 1 Juan 5:12: “El que tiene al Hijo, tiene la vida”.
(Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, El, capítulo 2, por Witness Lee)