Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, El, por Witness Lee

LA IGLESIA Y EL REINO

Como hemos visto, todo lo que Dios es, está corporificado en el Hijo y todo lo que Dios hace está relacionado con Cristo, el Ungido. El plan de Dios, Sus actividades y la realización de Su voluntad están relacionados con Cristo. Todo lo que Dios es —vida, luz, santidad, justicia, amor, bondad— está corporificado en el Hijo. Cuando vemos una visión de esto, recibimos al Hijo y tenemos vida. También somos adheridos a Cristo, el Ungido, y llegamos a ser parte del Cristo corporativo, el Cuerpo, la iglesia. Tal iglesia es el reino. El reino está compuesto por los muchos hijos de Jonás que han sido transformados. Simón no era parte del reino, pero Pedro sí lo era. El hijo de carne y sangre no es parte del reino, pero el hijo del Dios viviente sí lo es. ¿Es usted un hijo de Jonás o un hijo de Dios? ¿Es usted parte de Jonás o parte del Ungido? Si usted es un hijo del Dios viviente y si es parte del Ungido, está en el reino.

Como iglesia, nosotros asumimos una posición defensiva, pero como el reino, asumimos una posición ofensiva. El Señor dijo: “Sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt. 16:18). En este versículo las puertas del Hades asumen una posición ofensiva, y la iglesia asume una posición defensiva. Pero cuando somos el reino, asumimos una posición ofensiva, pues atamos y desatamos. Siempre que somos hijos de carne y sangre, somos comida para Satanás, pues él se alimenta de carne. Cuando somos hijos de Jonás, no podemos cerrar las puertas del Hades. En cambio, cuando somos Pedros, no Simones, y estamos constituidos del Hijo de Dios y del Cristo, ya no somos comida para Satanás, sino más bien, somos aquellos que cierran las puertas del Hades y bloquean el poder de las tinieblas. Si somos la iglesia contra la cual el poder de las tinieblas no puede prevalecer, entonces somos el reino. En lugar de esperar a que las puertas del Hades nos ataquen, nosotros atamos las puertas y las cerramos, y podemos ordenarle a Satanás que huya. Hoy en día somos ambos, la iglesia y el reino.

(Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, El, capítulo 2, por Witness Lee)