NECESITAMOS TENER UNA ESPESA CAPA DE ORO
Cada una de las tablas del tabernáculo medía diez codos de altura y un codo y medio de ancho; en otras palabras, medían unos cuatro metros y medio de largo por sesenta y nueve centímetros de ancho. Definitivamente se requería una gran cantidad de oro para recubrir una tabla de ese tamaño. Si la capa de oro hubiese sido demasiado delgada, no habría podido soportar el peso de la tabla. Preparar las tablas de madera no era demasiado difícil, pero recubrir estas tablas tan grandes era una tarea bastante difícil. Aun cuando todos nosotros somos las tablas, es posible que estemos revestidos de una capa finísima de oro. Es cierto que ya estamos en el Dios Triuno, pero probablemente no hayamos entrado profundamente en Él. En lugar de estar revestidos de oro, quizás apenas nos envuelva una finísima capa de oro, como en el caso de Babilonia la Grande mencionada en Apocalipsis 17. Si las tablas erguidas hubiesen estado apenas envueltas en una capa muy delgada de oro, no habría habido oro suficiente para los anillos que habían de soportar todo el peso de las tablas. A fin de que las cuarenta y ocho pesadas tablas se pudieran mantener juntas y unidas, todas ellas tenían que ser recubiertas con una espesa capa de oro.
Aunque el oro es glorioso y resplandeciente, es un material más bien blando. De igual manera, el Dios que une también es un poco “blando”. Si sólo tenemos un poco de Él, no tendremos la cantidad de oro suficiente que la unidad requiere. Nuestra experiencia lo demuestra. Supongamos que usted contacta al Señor temprano en la mañana y obtiene un poco de oro. Pero a la hora del desayuno cuando usted ve la expresión de desagrado en el rostro de su cónyuge, inmediatamente se ofende. La capa delgada de oro que lo cubría parece haber desaparecido. Sin embargo, si usted ha sido revestido de una gruesa capa de oro, no se ofenderá, por desagradable que sea la situación que tenga que afrontar. Nada podrá hacerle daño a esta espesa capa de oro. Aunque usted haya obtenido cierta cantidad de oro, es posible que dicha cantidad no sea suficiente para guardarlo en la unidad genuina.
(Mensajes de la verdad, capítulo 9, por Witness Lee)