Fe cristiana normal, La, por Watchman Nee

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NO EL MISMO

La mañana siguiente, cuando él estaba cepillando el piso, un viejo marinero se le acercó y le dijo que él también era cristiano. Le preguntó a Viejo Setenta si había sentido un disfrute y paz especial dentro de él o no. Si no, se temía que su experiencia no había sido genuina. Viejo Setenta contestó: “Los estadounidenses solamente me dijeron que cuando creyera en Cristo, mis pecados serían perdonados. Nada me dijeron de disfrute y paz. Tengo que preguntarles”. Viejo Setenta fue a la ciudad a preguntar a las señoras por qué él no tenía disfrute y paz después de su conversión, y también si su fe era falsa.

Una anciana le invitó a sentarse y dijo: “No se preocupe por sus sentimientos. Permítame preguntarle: ¿Es usted diferente a como era antes?”. Después de una pausa, repitió fuertemente: “No, no soy igual. Yo era el más ruidoso y malicioso de todos mis compañeros. Siempre fui el más perverso de todos. Después de la experiencia que tuve anoche, no puedo pronunciar palabras indebidas como lo hacía antes. Cuando escucho a los otros usando palabras malas, no solamente no puedo decir lo que ellos dicen, sino que siento vergüenza de ellos. Anoche lanzaron sus botas contra mí. Previamente yo hubiera peleado físicamente contra ellos. Pero sentí que nada había pasado. Ni siquiera deseaba pelear. ¡Definitivamente no soy el mismo de antes! ¡No, no puedo!”. Con estas palabras, dio una media vuelta y se marchó hacia el barco.

(Fe cristiana normal, La, capítulo 13, por Watchman Nee)