PONER A JESUS COMO EL PROPICIATORIO
Romanos 3:25-26 dice: “A quien Dios ha presentado como propiciatorio por medio de la fe en Su sangre, para la demostración de Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en Su paciencia, los pecados pasados, con la mira de demostrar Su justicia en este tiempo, a fin de que El sea justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”. Esta porción de la Escritura no se entiende fácilmente. Sin embargo, hay dos puntos que necesitamos notar.
Dios puso a Cristo como un lugar de propiciación. En el idioma original las palabras “lugar de propiciación” significa el propiciatorio. En el Antiguo Testamento, el arca del pacto estaba cubierta con una tapa de oro llamada la cubierta de propiciación. La oración del hombre pasaba por esta cubierta para llegar a Dios, y la respuesta de Dios pasaba por la misma para encontrar al hombre. Ese era un lugar de reunión para Dios y el hombre. Ahora Jesús ha llegado a ser este propiciatorio. El es el punto central de Dios y el hombre. Ahora ambos pueden encontrarse en El sobre la base de Su sangre. Jesús murió por nosotros. El derramó Su sangre y perdonó nuestros pecados. Ahora El ha llegado a ser el propiciatorio.
Antes que Jesús muriera: “Dios pasó sobre los pecados que habían ocurrido antes, con vista a la demostración de Su justicia en el tiempo presente”. Desde Adán hasta Jesús, por más de cuatro mil años, incontables pecados fueron cometidos por el hombre. Aunque Dios pasó sobre ellos, no los dejaba ir. Esto muestra Su justicia en tiempos anteriores. En el presente, El envió a Su Hijo. Ahora nosotros somos justificados en El. En sí misma esta justificación es sólo un hecho. Este pasaje nos dice las diferentes formas en que Dios manejaba estas dos cosas. Primero, El pasó sobre los pecados cometidos anteriormente, considerando que Jesús vendría; en esto se demostró justo. Segundo, El perdona todos los pecados cometidos ahora, basando esto en el juicio de Cristo; en esto también se declara justo. Por la muerte de Jesús, Dios ha declarado que nosotros no tenemos pecado y también que El mismo es justo.
(Fe cristiana normal, La, capítulo 9, por Watchman Nee)