4. COMO ESPÍRITU QUE DA VIDA
Cristo, el postrer Adán, se hizo Espíritu vivificante (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17). En lugar de la palabra vivificante también podríamos usar la frase que imparte la vida, y decir que Él fue hecho el Espíritu que imparte la vida. Nuestro Cristo es el Espíritu que nos imparte la vida. Si Cristo no hubiera llegado a ser el Espíritu, no podría entrar en nosotros. La palabra Espíritu en griego es pnéuma, que también significa aire o viento. Cristo es el Espíritu, el aire y el viento para entrar en nosotros. Ninguna otra cosa puede entrar en nosotros de una manera tan fácil, completa y continua como el aire. Mientras les hablo y ustedes escuchan, estamos recibiendo el aire aun sin darnos cuenta de ello. Esto es un cuadro de Cristo. Nosotros vivimos en Él así como vivimos en el aire como nuestro medio. Si estuviéramos en un cuarto sin aire, moriríamos. Morir es dejar de respirar. Cuando yo dejo de respirar, eso significa que he muerto. Tenemos que inhalar a Cristo. A. B. Simpson, el fundador de la Alianza Cristiana y Misionera escribió un buen número de himnos que son muy profundos. Uno de estos himnos es acerca de inhalar a Cristo (Himnos, #119).
¿Por qué invocamos el nombre del Señor? Porque es así como respiramos. Incluso respiramos hondo. En la esfera física, es muy saludable respirar hondo. Clamar ¡oh, Señor Jesús! es respirar hondo. Si usted practica esto, verá cuán saludable será. Al parecer a veces usted no puede soportar las murmuraciones de su esposa ni verle la cara larga. En ese caso usted necesita invocar el Nombre. No se olvide de que usted es Enós, un hombre frágil, que invoca el nombre del Eterno (Gn. 4:26). Si usted invoca el nombre del Señor Jesús, será vigorizado. Por ejemplo, usted no debe manejar su auto cuando tiene una llanta desinflada. Ése es un indicio de que le falta aire. Son muchos los cristianos que hoy en día andan con poco aire espiritual. Son como una “llanta desinflada”. Algunos no vienen a las reuniones porque se sienten como una “llanta desinflada”. Tal vez digan que tienen problemas con su esposa o problemas con cierto hermano o problemas con los ancianos. Esto es señal de una llanta desinflada. No culpe a su esposa o a cierto hermano, ni tampoco a los ancianos. Échele la culpa a su llanta desinflada. Lo que necesita hacer es ir a la “estación de gasolina” y echarle un poco de aire a su llanta desinflada. ¿Dónde se encuentra la estación de gasolina? ¡La estación de gasolina es la iglesia! Venga a la iglesia, y recibirá el aire que necesita. Será lleno del aire viviente. Invoque el nombre del Señor para ser lleno de aire. Éste es el Espíritu que imparte la vida.
(Impartición divina de la Trinidad Divina, La, capítulo 7, por Witness Lee)