Impartición divina de la Trinidad Divina, La, por Witness Lee

EN EL MINISTERIO DE PEDRO

En los dos mensajes anteriores vimos la impartición de Dios en el ministerio de Pablo. En este mensaje queremos ver Su impartición en el ministerio de Pedro, Judas y Jacobo. En comparación con los escritos de Pablo, los de Pedro son muy breves. No obstante, los puntos cruciales que se hallan en sus escritos son muy similares a los de Pablo. Sin embargo, Pablo incluyó dos asuntos particulares que Pedro no mencionó. Pablo específicamente nos dijo que la iglesia es el Cuerpo de Cristo (Ef. 1:23). También nos dijo que Cristo como postrer Adán llegó a ser Espíritu vivificante (1 Co. 15:45), y que el Señor es el Espíritu (2 Co. 3:17). Pedro nunca nos habló de esto, aunque sí mencionó el Espíritu de Cristo (1 P. 1:11) y el Espíritu de gloria, que es el de Dios (1 P. 4:14). Esto muestra que según el entendimiento de Pedro el Espíritu de Dios en la era del Nuevo Testamento llegó a ser el Espíritu de Cristo, y que el Espíritu de Cristo es el Espíritu de gloria.

Pedro también incluyó un asunto precioso que Pablo no mencionó, esto es, que nosotros somos participantes de la naturaleza divina (2 P. 1:4). Este asunto en la Biblia es un gran diamante y significa que nosotros disfrutamos de la esencia divina de lo que Dios es. Participamos de los elementos divinos del ser de Dios. Esta expresión, participantes de la naturaleza divina, es muy enfática. Me siento muy contento de que Pedro haya escrito esto. De lo contrario, en toda la Biblia no tendríamos nada que nos dijera que ahora mismo estamos disfrutando de la misma esencia de Dios. ¡Qué gran carencia habría si esto no se hubiera mencionado en la Biblia! Definitivamente a mí me gustaría mucho poner un letrero en mi cuarto que dijera: “Participantes de la naturaleza divina”. Ciertamente la mayor bendición que podemos recibir en todo el universo es que podamos participar de la naturaleza y esencia de Dios. Esto supera nuestro entendimiento e incluso es más de lo que podemos decir o expresar. No tenemos las palabras adecuadas para describir tal cosa.

¿Qué significa participar de la naturaleza divina? Permítanme explicar esto con el siguiente ejemplo. Supongamos que yo tengo una gallinita. Una gallina pone huevos, a pesar de que nunca ha asistido a una escuela donde enseñan a poner huevos. Poner huevos es simplemente algo que pertenece a la naturaleza de las gallinas. Con este ejemplo, ustedes pueden formarse una idea de lo que significa ser participantes de la naturaleza divina.

Tan pronto como fuimos regenerados percibimos cierta naturaleza en nosotros que desaprobaba que hiciéramos ciertas cosas. Nadie tuvo que enseñarnos que dejáramos de hacer ciertas cosas. Algo en nuestra naturaleza nos decía que como hijos de Dios no debíamos hacer dichas cosas. Así como la naturaleza de la gallina está en la gallina, también la naturaleza divina está en aquellos que han nacido de Dios. Nosotros hemos nacido de Dios con la vida divina. La vida y la naturaleza son inseparables. De hecho, la naturaleza es la esencia de la vida. La naturaleza de Dios se halla en la vida de Dios y, por tanto, la vida divina con la cual hemos nacido de nuevo posee internamente la naturaleza divina. Inmediatamente después de nuestra regeneración empezamos a participar de esta naturaleza, aun de manera inconsciente.

Permítanme darles otro ejemplo acerca de la naturaleza divina. Un bebé no tiene ningún conocimiento acerca de lo que es amargo y dulce. Nadie le ha enseñado lo que es amargo ni lo que es dulce. De hecho, ni siquiera tiene este vocabulario. No obstante, si le ponen en su boca algo dulce, se lo tragará, y si le ponen algo amargo, lo escupirá. ¿Quién le enseñó a hacer esto? Esto es algo que proviene de su naturaleza. Su naturaleza rechaza lo amargo. Todo lo que es amargo es rechazado por su naturaleza humana; todo lo que es dulce es aceptado por su naturaleza humana. Inmediatamente después de que es dado a luz, siendo aún muy pequeño, el bebé rechaza y acepta ciertas cosas.

Igualmente, en el momento de nuestra regeneración, otra naturaleza entró en nosotros. Ésta es la naturaleza de Dios, la naturaleza divina. Nosotros empezamos a disfrutar de esta naturaleza divina inmediatamente después de nuestra regeneración. Como creyentes todos somos participantes de esta naturaleza divina que está en nosotros. Pedro no dijo que nosotros tenemos una naturaleza divina, sino que hemos llegado a ser participantes de la naturaleza divina. Esta naturaleza está ahora en nosotros, y nosotros estamos participando de ella. Esto significa que estamos ahora disfrutándola, y disfrutamos de ella de forma subconsciente y sin proponérnoslo. Un pequeño bebé rechaza lo amargo y recibe lo dulce sin proponérselo. Si ustedes le ponen algo amargo en su boca él lo rechazará sin ningún esfuerzo. Esta acción proviene de su naturaleza.

Es difícil para nosotros describir y conocer la naturaleza, pero sí podemos discernir las acciones que provienen de ella. Es difícil explicar cuál es la naturaleza de la gallina, pero sí podemos discernir las acciones que corresponden a la naturaleza de la gallina. La principal acción que corresponde a la naturaleza de la gallina es la de poner huevos.

Nosotros somos hijos de Dios. Hemos nacido de la vida divina, y dentro de la vida divina se encuentra la naturaleza divina. Ahora estamos participando y disfrutando de esta naturaleza sin darnos cuenta de ello. Son demasiadas las cosas que esta naturaleza divina en nosotros rechaza. Aunque nadie nos enseñe a rechazar esto o aquello, como cristianos que somos debemos rechazarlo porque hemos participado de la naturaleza divina que está en nosotros.

(Impartición divina de la Trinidad Divina, La, capítulo 9, por Witness Lee)