CUATRO CAPAS DE VELOS
No es fácil para nosotros ver lo que se halla en Efesios 5 porque nuestros ojos espirituales están cubiertos por capas de velos, uno sobre otro. No importa cuál haya sido nuestra formación, podemos afirmar que todos los cristianos tenemos cuatro capas de velos que nos cubren la vista. Debido a estos velos, es posible que leamos la Palabra pero no veamos nada en ella. El primer velo está relacionado con el hecho de que somos personas naturales. Toda criatura viviente tiene cierta clase de naturaleza. Un perro tiene la naturaleza de un perro, y un gato tiene la naturaleza de un gato. Por supuesto, nosotros los seres humanos tenemos una naturaleza que es más elevada que la de un perro o un gato. La naturaleza humana creada por Dios incluye un elemento ético. Esto significa que por naturaleza somos personas éticas. Hacer el bien y ser buenos concuerda con nuestra naturaleza humana creada. Incluso un niño pequeño tiene en su naturaleza la tendencia o inclinación de ser bueno. Cuando hacen lo correcto, se sienten orgullosos y quieren que uno los vea, pero cuando hacen algo malo, prefieren estar alejados de usted. En otras palabras, no quieren que otros se den cuenta o se enteren de que han hecho algo malo. Esto muestra que por naturaleza los seres humanos somos éticos. Esto proviene de la obra creadora de Dios. El primer velo es este elemento ético en nuestra naturaleza humana creada.
El segundo velo es la cultura. Todos los pueblos de la humanidad tienen su propia cultura. Es extremadamente difícil olvidarnos de nuestra cultura. La cultura es, por tanto, un grueso velo que nos impide ver la verdad hallada en la Biblia.
El tercer velo es la religión. Son muy pocas las personas que no tienen ninguna religión. El cristianismo es una religión con muchas creencias diferentes. En un sentido, cada creencia es una religión.
El cuarto velo también está relacionado con la ética, pero no con la ética que está en la naturaleza del hombre por medio de la creación, sino con la ética adquirida mediante la educación y la enseñanza. Por ejemplo, las enseñanzas éticas de Confucio han ejercido influencia sobre personas de diferentes nacionalidades del Lejano Oriente. En el Occidente las personas reciben la influencia de la ética que es según las enseñanzas del cristianismo.
Por consiguiente, cada uno de nosotros tiene estas cuatro capas de velos: la constitución natural con su elemento ético, la cultura, la religión y la ética adquirida a través de la enseñanza o la instrucción. Estos cuatro asuntos han venido a ser parte de nuestra constitución intrínseca. Esto significa que nuestro ser está constituido de nuestra naturaleza, cultura, religión y ética.
Si ustedes aún están cubiertos por estas cuatro capas de velos y leen Efesios 5, no podrán entender este capítulo apropiadamente. No entenderán asuntos tales como ser imitadores de Dios como hijos amados o andar en amor. Sin embargo, si usted es una esposa, se sentirá contenta al saber que Efesios 5:25 manda a los esposos a amar a sus esposas. Supongamos que una hermana está molesta con su esposo y siente que él ha sido más bien frío con ella. Mientras piensa así con respecto a su esposo, ella lee el capítulo 5 de Efesios. Aunque no entienda ningún otro versículo, es posible que preste atención al versículo que dice que los esposos deben amar a sus esposas. En realidad, ella no ha recibido nada de las Escrituras; al contrario ha insertado su propio pensamiento en la Biblia.
Un hermano que es esposo quizás haga lo mismo con el versículo que dice que las casadas deben estar sujetas a sus propios maridos. Tal vez no preste ninguna atención a lo que Pablo dice respecto a que los esposos deben amar a sus esposas, pero se sienta muy contento al leer que Pablo les manda a las esposas que se sujeten a sus propios maridos.
Estos dos ejemplos nos muestran nuestro problema cuando acudimos a la Palabra. Cada vez que acudimos a la Biblia, venimos con nuestros propios pensamientos, conceptos, deseos, aspiraciones, actitudes, opiniones o entendimiento. Todas estas cosas se originan en nuestra naturaleza, cultura, religión y ética. Es difícil encontrar a un cristiano que acuda a la Biblia sin la influencia de estas cuatro cosas. El Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu” (Mt. 5:3). Si verdaderamente somos pobres en espíritu, no estaremos ocupados de nuestra naturaleza, cultura, religión o ética. Entonces acudiremos a la Palabra con un espíritu desprendido, con un corazón puro y con una mente sensata.
(
Impartición divina de la Trinidad Divina, La, capítulo 19, por Witness Lee)