DEFINICIÓN DE LA PALABRA DISPENSACIÓN
Estos mensajes tratarán un asunto básico hallado en la Biblia, a saber: la dispensación divina. No intentaremos abarcar todo el tema de la dispensación de Dios, pues nuestra carga simplemente consiste en ver la visión central de la dispensación divina. La palabra dispensación es una traducción de la palabra griega, oikonomía. La palabra economía es una transliteración de esta palabra griega y un equivalente de la palabra dispensación. El significado básico de la palabra griega es una especie de arreglos o una especie de orden dispuesto. Por lo tanto, puede considerarse un plan, un manejo o administración. Dios ha hecho un arreglo divino para Su administración. Toda la Biblia nos dice que Dios ha venido obrando y continúa obrando en conformidad con este plan.
Por supuesto, el plan de Dios incluye numerosos pasos, pero muchos cristianos han malinterpretado la palabra dispensación pensando que simplemente se refiere a un período de tiempo o a una época en la cual Dios se relaciona con el hombre de cierta manera. Los mejores maestros de la Biblia entienden que esta palabra denota el plan o arreglos dispuestos por Dios en relación con Su salvación completa. Esto es absolutamente correcto, pero aun así tenemos que plantearnos esta pregunta: ¿Cuál es la meta de la salvación completa que Dios efectúa? ¿Cuál será la consumación del plan de Dios?
Si escudriñamos toda la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis, podremos ver las obras de Dios y también la meta de dichas obras. Nos daremos cuenta de que Dios se ha estado dirigiendo hacia una meta. Algunos dirán que esta meta es simplemente la salvación completa que Dios efectúa. Pero, ¿cuál es entonces la meta de dicha salvación? No hay muchos cristianos que han visto la meta definida de la salvación de Dios.
Génesis 1 nos dice que Dios creó al hombre conforme a Su imagen (vs. 26-27). Esto ciertamente indica que Dios desea que el hombre lo exprese. Al final de la Biblia hay una ciudad que tiene la gloria de Dios y que es una entidad compuesta de muchos nombres. Doce nombres corresponden a Israel y doce a la iglesia. Estos veinticuatro nombres denotan a los que Dios ha salvado. Los nombres de las doce tribus de Israel denotan a todos los santos redimidos del Antiguo Testamento, y los nombres de los doce apóstoles denotan a todos los santos del Nuevo Testamento. Esto nos muestra que la Nueva Jerusalén es una entidad compuesta de todos los redimidos de Dios.
La ciudad tiene la gloriosa imagen de Dios, lo cual denota que esta entidad compuesta por los redimidos de Dios es la expresión de Dios. Esto deja muy claro que la meta de Dios es forjarse a Sí mismo en Su pueblo redimido. Dios desea forjarse en Su pueblo escogido a fin de obtener una expresión completa de Sí mismo por la eternidad. Ésta es la meta de la salvación completa que Dios efectúa. La dispensación de Dios se dirige hacia esta meta. No sólo debemos ver la dispensación de Dios, sino también la meta de la dispensación de Dios, a saber, que Dios está forjándose en Sus escogidos.
En Efesios 1:10 podemos ver que hay un plan, hay ciertos arreglos o una administración para que Dios logre reunir en Cristo bajo una cabeza todas las cosas. Ésta es la dispensación de Dios, la administración universal que Él lleva a cabo para hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas. Hasta ahora no vemos que todas las cosas hayan sido reunidas bajo una cabeza en Cristo, pero Dios está laborando para lograr esto. En primer lugar Dios reúne a Sus escogidos y los pone en Cristo, y luego forja a Cristo en ellos a fin de que lleguen a ser parte de Cristo, miembros de Cristo, que toman a Cristo como su Cabeza. Todos estos queridos cristianos han sido reunidos bajo una cabeza en Cristo. Sabemos que Cristo es nuestra Cabeza, y que todos somos miembros de Su Cuerpo. Esto nos muestra un cuadro de cómo Dios reúne en Cristo bajo una cabeza todas las cosas. Aunque seamos de diferentes países, hemos sido reunidos bajo una cabeza en Cristo. En el nombre de Cristo y en Su Espíritu que nos da vida hemos sido reunidos en Cristo bajo una cabeza. El versículo 10 nos dice que en la plenitud de los tiempos Dios hará que sean reunidas en Cristo bajo una cabeza todas las cosas del universo. Cuando esto suceda, Dios será plenamente expresado. Ésta es la meta de la dispensación de Dios.
Efesios 3:9 también habla del plan de Dios, de la dispensación del misterio de Dios. Esto se refiere a una especie de orden o sistema, a ciertos arreglos o a una administración necesaria para la salvación completa que Dios efectúa. Según el contexto de Efesios 3:9, el plan mediante el cual Dios lleva a cabo Su salvación completa, consiste en dispensar, o sea impartir, las inescrutables riquezas de Cristo en Sus escogidos para producir la iglesia. La impartición de las riquezas de Cristo tiene como fin producir la iglesia para que se cumpla así el propósito eterno de Dios.
En 1 Timoteo 1:4 vemos la administración familiar de Dios, que consiste en que Dios se imparta a Sí mismo en Sus hijos a fin de obtener una casa, la iglesia, que lo exprese. Basándonos en estos tres pasajes de la Palabra, podemos tener una perspectiva general del significado de la dispensación de Dios. La palabra griega, oikonomía, se compone de dos vocablos: óikos, que significa casa, y nómos, que significa ley. Por lo tanto, se refiere al manejo doméstico, a la administración o manejo de la casa. Esta palabra denota el manejo y distribución de las riquezas en una familia acaudalada. Un ejemplo de esto es José en el Antiguo Testamento. José era el administrador de la casa de Faraón, quien era tan rico que hasta podía abastecer a otras naciones. Por lo tanto, se necesitaba cierto manejo y administración, o sea, cierto orden o sistema, para distribuir las riquezas de la casa de Faraón. De lo contrario, las riquezas permanecerían ahí sin ser distribuidas.
Por medio de esto ustedes pueden ver lo que es la oikonomía; es el manejo doméstico por el cual se distribuye, se dispensa, se imparte las riquezas de la casa. Nuestro Padre ciertamente tiene una gran familia que cuenta con el rico depósito de las inescrutables riquezas de Cristo. Esta gran familia requiere una administración, un manejo, un sistema o plan, a fin de que todas las riquezas sean impartidas o distribuidas al pueblo de Dios.
El principal distribuidor de estas riquezas en el Nuevo Testamento era el apóstol Pablo. Si leen los escritos de Pablo, comprobarán que Pablo en el Nuevo Testamento era semejante a José en el Antiguo Testamento. Las inescrutables riquezas de Cristo eran administradas y distribuidas por él.
En 1 Corintios 9:17 Pablo usó la palabra oikonomía para referirse a la mayordomía, es decir, a la responsabilidad de ejercer tal administración, la cual le había sido confiada con el fin de que pudiera predicar el evangelio. En Efesios 3 él usó esta palabra nuevamente para referirse al oficio, al deber, de un mayordomo en la casa de Dios, oficio que él llamó “la mayordomía de la gracia de Dios” que le fue dada para impartir la gracia de Dios a Sus hijos en la iglesia. Y en Colosenses 1:25 él usó la misma palabra nuevamente refiriéndose a la mayordomía que Dios le dio de completar Su palabra, esto es, la revelación divina en cuanto a Cristo para que fuese producida la iglesia como Su Cuerpo.
A Pablo le fue dada la mayordomía, el oficio, el deber, de llevar a cabo la dispensación de Dios, que consistía en distribuir todas las riquezas de Cristo. Incluso hasta el día de hoy estamos recibiendo la distribución llevada a cabo por Pablo. Pablo aún está llevando a cabo una obra de dispensación así como José. En la época de José todo el pueblo tenía que acudir a José para recibir el rico suministro. Si usted extrajera del Nuevo Testamento las catorce epístolas de Pablo, una gran parte de las riquezas desaparecerían, pues muchas de las inescrutables riquezas de Cristo son distribuidas por Pablo. Su labor de distribución simplemente consistía en distribuir las inescrutables riquezas de Cristo a todos nosotros a fin de que fuésemos hechos la expresión de Dios.
En 1 Corintios 4:1 Pablo se refirió a sí mismo y a sus colaboradores como “mayordomos (oikonómos) de los misterios de Dios”, lo cual significa que ellos eran siervos de Dios a quienes se les había confiado la responsabilidad de llevar a cabo la impartición divina según la dispensación de Dios. Y en 1 Pedro 4:10, Pedro nos dijo que todos los creyentes son mayordomos de la dispensación de Dios, que imparten la multiforme gracia de Dios para suplir las necesidades de Su casa (1 P. 4:17). Todo esto indica que la intención de Dios según Su dispensación consiste en impartir todas Sus riquezas en Cristo por medio del Espíritu en Sus escogidos a fin de que ellos le disfruten a Él y lleguen a ser Su expresión.
(
Impartición divina de la Trinidad Divina, La, capítulo 1, por Witness Lee)