CÓMO LLEGAR A SER ESTRELLAS
La Biblia no sólo nos muestra cómo seguir la estrella, sino también cómo llegar a ser una de las estrellas. Existen dos maneras: primero, por medio de la Biblia y, segundo, por medio del Espíritu.
Por medio de la palabra profética
En 2 Pedro 1:19 se nos da el primer secreto: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una lámpara que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y la estrella de la mañana nazca en vuestros corazones”. Tenemos la palabra profética, la Biblia. Sin embargo, la palabra profética no es la estrella; la Biblia no es la estrella. Entonces, ¿qué debemos hacer? Este versículo nos dice que por tener la palabra profética, debemos estar atentos, debemos prestar toda nuestra atención a ella, hasta que el día amanezca y la estrella de la mañana nazca en nuestros corazones.
La palabra traducida “estrella” aquí también puede traducirse “fósforo”. La estrella es algo cómo el fósforo, el cual produce luz en la oscuridad. Cuanto más oscura sea la situación, más brilla el fósforo. La Biblia no debe ser para nosotros solamente las palabras en blanco y negro; no debe ser letras muertas. Debemos estar atentos a las palabras de la Biblia hasta que algo como el fósforo nazca dentro de nosotros, es decir, hasta que nazca Cristo como la estrella de la mañana.
Si tratamos con la Palabra de una manera viviente y apropiada, ciertamente se convertirá en el Cristo viviente. Éste es el momento decisivo: la Palabra tiene que convertirse en Cristo; la palabra escrita tiene que convertirse en la palabra viva. Nunca podremos separar a Cristo de la palabra viva. Debemos estar atentos a la palabra profética hasta que ésta, como Cristo —el mismo fósforo, el día que amanece y penetra la oscuridad—, nazca en nosotros.
Tener la Biblia en nuestras manos es una cosa; estar atentos a la palabra hasta que la estrella de la mañana nazca en nuestros corazones es otra. Tener el conocimiento bíblico es una cosa, pero tener una estrella resplandeciente que nace en nuestro espíritu es otra. Estudiar la Biblia en un seminario no significa nada. Lo que necesitamos hoy es recibir la Palabra en nosotros, estar atentos a la palabra viva hasta que algo dentro de nosotros nazca y resplandezca en nuestro corazón. Entonces tendremos la estrella, y seremos una estrella. Esto no sólo se refiere al conocimiento acerca de Cristo, sino a Cristo mismo quien es la estrella viva.
Si existen creyentes sobre la tierra que aman la divina Palabra, yo creo que debemos ser contados entre ellos. Amamos la Palabra, pero sin tomarla como letras muertas. Amamos la Palabra al estar atentos a ella hasta que algo por dentro amanezca y se levante en nuestro corazón: no es el conocimiento, no es lo que está escrito, sino el amanecer del día, el ascender de la estrella resplandeciente.
¿Qué significa esto en nuestra experiencia práctica? A veces leemos la Biblia y tenemos la sensación de que no hemos recibido nada. En otras ocasiones, sin embargo, cuando abrimos nuestro corazón y estamos atentos a esta palabra profética, algo dentro de nosotros resplandece, se levanta, amanece y nos penetra. Mientras oramos-leemos los versículos de la Biblia, tenemos una profunda sensación interna de iluminación, de resplandor, y este resplandor hace que amemos al Señor Jesús. Sentimos que el Señor Jesús es muy amable. Podemos decir: “Oh, Señor Jesús, te amo; ¡no tengo las palabras para describir cuán agradable eres!”. Muchas veces por medio de este resplandor nos sentimos exultados, amando al Señor Jesús. En tales momentos estamos experimentando a Jesús viniendo a nosotros como día que amanece, como estrella de la mañana que nace en nuestros corazones. No hablo de algo que he aprendido de otras personas, y no estoy jactándome; ésta ha sido mi experiencia. Muchas veces mientras pasaba tiempo con esta Palabra santa, algo se ha levantado dentro de mí como el amanecer. ¡Oh, es maravilloso! Quizás la situación no esté resplandeciente y el ambiente esté lleno de tinieblas, pero hay algo por dentro que ilumina, resplandece y nos llena de gloria.
En los días de los magos, ver la estrella fue un acontecimiento milagroso, pero hoy ver la estrella de la mañana es algo normal y debería ser algo que experimentamos regularmente. Día tras día el que la estrella de la mañana nazca en nuestros corazones debe ser nuestra experiencia. No solamente debemos leer la Biblia, ni tampoco solamente orar-leer la Biblia; más bien, debemos estar atentos a la palabra profética hasta que el día amanezca y la estrella de la mañana nazca en nuestros corazones. Debemos seguir adelante hasta que lleguemos a tal punto.
Por lo tanto, hoy la estrella proviene de la palabra viva. Estoy tan contento de que en este versículo estén juntas la palabra y la estrella de la mañana. Primero tenemos la palabra; segundo, al estar atentos a la palabra profética, tenemos la estrella de la mañana que nace en nuestros corazones. Si simplemente seguimos continuamente a esta estrella interior que nace en nosotros, estaremos en el Espíritu de manera consistente. En esto consiste el servicio neotestamentario.
(
Servicio neotestamentario, El, capítulo 6, por Witness Lee)