SIN EL ESFUERZO HUMANO, LA FUERZA HUMANA
Y LA LABOR HUMANA
El segundo principio que se ve en el caso del nacimiento de Jesús es que al respecto no se manifiesta ningún esfuerzo humano, ninguna fuerza humana, ninguna actividad humana ni ninguna labor humana. El Señor no le pidió a María que hiciera algo. En el servicio neotestamentario, no se requiere nuestro esfuerzo ni nuestra fuerza, nuestras actividades ni nuestra labor. Lo que necesita el Señor es nuestra cooperación. Debemos aprender a decir: “Soy una esclava del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra”. A María no se le pidió que trabajara. Simplemente se le dijo que algo iba a ser forjado en ella. No hay necesidad de que hagamos algo para el Señor, sino que existe la necesidad de que el Señor forje algo en nosotros. ¿Estamos dispuestos a cooperar con el Señor?
Estrictamente hablando, en el día de Pentecostés nada fue iniciado por los apóstoles. Esa obra fue algo efectuado por el Señor mismo como Aquel que se había forjado en los apóstoles. En Antioquía la obra de Pablo entre tantas iglesias no fue iniciada por él; fue iniciada por el Espíritu Santo. En el servicio neotestamentario, suprimir todo esfuerzo, fuerza y labor humana. Debemos entender que simplemente somos esclavos del Señor. No podemos hacer nada y no debemos proponernos hacer nada. Debemos permitir que el Señor inicie la obra y concluya la obra. Somos esclavos que tenemos que darle nuestra cooperación.
La humanidad no puede hacer nada más que ser el medio por el cual Dios produce a Cristo. Éste es un principio básico, y debemos aplicar este principio a todas las cosas que hagamos. No debemos pensar que Dios necesita de nuestro esfuerzo: este concepto debe ser condenado. Debemos condenar lo que el Señor condena y simplemente abrirnos a Él para estar disponibles a Él. ¡Alabado sea el Señor porque eso es suficiente! En el servicio neotestamentario, no tenemos que hacer nada más que disfrutar. Si seguimos el camino en el cual hacemos las cosas, perdemos el disfrute. La manera apropiada es que Él haga la obra y nosotros disfrutemos de lo que Él hace.
(Servicio neotestamentario, El, capítulo 2, por Witness Lee)