Servicio neotestamentario, El, por Witness Lee

LA DIRECCIÓN ESTÁ FUERA DE LA ESFERA DE LA MENTE

Ahora dejaremos el tema de la coordinación para ir al tema de la dirección. Podemos ver claramente que la dirección surgió de la coordinación. Que haya una virgen encinta no es algo apropiado, y José quiso despedir a María secretamente (Mt. 1:19). Sin embargo, mientras consideraba estas cosas, él tuvo un sueño.

Algunas versiones traducen esta palabra como “trance” en lugar de “sueño”. No fue un sueño común, sino como una visión o un trance. Mientras José consideraba estas cosas, recibió una visión del Señor. Entonces fue conducido a tomar a María como su esposa. ¿Quién llevó a María a Belén? ¿Quién llevó a María con el niño a Egipto? ¿Quién los trajo de nuevo a la tierra de Israel? ¿Y quién llevó al niño y a su madre a Nazaret para establecerse allí? ¡José! Todas estas mudanzas las realizó José, y toda la dirección llegó por medio de José.

También tenemos que ver en este cuadro lo obediente que fue María. Ella había sido bendecida con la misericordia del Señor; sin embargo, fue tan humilde y sumisa ante José en todo. Ella tenía la capacidad de concebir, pero no recibió ninguna dirección del Señor en relación con la necesidad de moverse. La dirección acerca de moverse llegó solamente a José.

Si queremos ser un José para recibir la dirección, necesitamos salir de la esfera de la mente. José quiso despedir a María, y mientras consideraba esto, recibió una visión que no tenía ninguna relación con su entendimiento, algo fuera de la esfera de su mente. Debemos aprender a no analizar tantas cosas en la esfera de la mente. Entonces podemos recibir la dirección de hacer algo que va en contra de nuestra manera natural de pensar.

Realmente aprecio a José. Supongamos que el ángel del Señor viniera a usted y le dijera que tomara a María, quien llevaba un niño en el vientre, como su esposa. ¿La tomaría usted? Probablemente le diría al Señor que era algo contrario a la naturaleza y que dañaría su reputación en la sociedad. Entonces le diría a María que simplemente no podía tomarla como esposa. Si fuera así, usted nunca podría ser un José. Para ser un José, tenemos que ser librados de los razonamientos en la esfera de nuestro entendimiento natural. En la vida de iglesia, muchas veces cuando seguimos la dirección del Señor, parecería que perdemos nuestro buen nombre, y quizás no nos entiendan.

Cuando consideramos todos los pasos de cómo el Señor guió a José, tenemos que darnos cuenta de que para José no fue fácil tomar ni un solo paso. María llevaba un niño en el vientre; sin embargo, el Señor le pidió a José que la tomara como su futura esposa. ¿Piensan que eso fue fácil de hacer? Parece que tanto María como José eran personas pobres, que vivían en un distrito menospreciado y en un pequeño pueblo. Entonces se decretó que todos tenían que empadronarse en su ciudad natal. Hoy esto sería fácil, pero en aquellos días no era tan fácil, especialmente para las personas pobres. Sin embargo, el Señor había operado soberanamente en el corazón de César para promulgar ese decreto. Por tanto, era necesario que José fuera a la ciudad natal de sus parientes y llevara consigo a su futura esposa que llevaba un niño en el vientre. Claro, iban a preguntarle a José quién era ella y cuándo se habían casado. Entonces José tendría que decirles que no estaban casados todavía. Simplemente consideren esta situación. Ningún paso fue fácil de tomar.

Después que nació Jesús, el Señor volvió a guiar a José para que llevara al niño y a su madre a Egipto. Sin duda, José habría pensado que ya había viajado lo suficiente, pero ahora tenía que irse lejos, a Egipto. Tenemos que recordar que ellos eran pobres, y que éste era un viaje largo y difícil. Tal vez José se preguntaba cuánto tiempo se quedarían en Egipto. El Señor simplemente les dijo que se fueran y se quedaran allí. Quizás estarían allí por un mes, o por un año o más. Es difícil mudarse a un lugar cuando no se sabe cuánto tiempo se va estar en ese lugar. Ésta fue una verdadera prueba para José; sin embargo, él hizo lo que se le había pedido.

(Servicio neotestamentario, El, capítulo 3, por Witness Lee)