LOS PRIMEROS EN SEGUIR
Después que Juan el Bautista fue encarcelado, Jesús no llamó a nadie del templo para que le siguiera, sino que fue a Galilea para llamar a algunos que estaban a la orilla del mar. Tenemos que darnos cuenta de que mientras Pedro y Andrés estaban pescando y Jacobo y Juan estaban remendando, había muchos sacerdotes que oraban en el templo. Sin duda, si nosotros fuéramos el Señor en búsqueda de alguien que nos siguiera, habríamos ido al grupo que estaba orando. Jesús, sin embargo, no fue al templo. Él se retiró de la religión y se fue al mar de Galilea. No había nadie allí que estuviera orando; los que estaban a la orilla del mar estaban pescando o remendando. No tenían a Jerusalén; tenían el mar. No tenían el templo; tenían un barco. No tenían un altar; sólo tenían una red. Esto es contrario al concepto religioso. Jesús no fue ni cerca del templo, pero sí atrapó a varias personas junto al mar. Todos necesitamos cambiar nuestra manera de pensar, cambiar nuestros conceptos. Jesús no llamó a nadie para que le siguiera y ofreciera sacrificios a Dios, sino que llamó a algunos pescadores para pescar a los hombres, y a unos remendadores para que participaran del ministerio remendador. Todo esto es diferente del concepto que tenemos.
El principio que vemos aquí es muy importante. El Señor Jesús no comenzó Su ministerio desde el templo. No comenzó Su ministerio desde Jerusalén, sino desde Galilea, e incluso desde el mar de Galilea. No comenzó Su ministerio llamando a los sacerdotes, los religiosos, los cultos, los refinados. Él comenzó Su ministerio llamando a algunos pescadores rudos, incultos y sin educación. ¿Haríamos tal cosa si fuéramos Jesús? No lo haríamos, pero Él sí lo hizo.
¿Somos personas refinadas? ¿Somos personas cultas? Quizás sí, pero tenemos que ver que Sus primeros seguidores no eran personas cultas, sino incultas. No eran personas refinadas, sino rudas, sin educación ni logros escolares.
(Servicio neotestamentario, El, capítulo 9, por Witness Lee)