LA PRIMERA PREGUNTA:
RELACIONADA CON LA RELIGIÓN
“Cuando entró al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a Él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta autoridad? Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también Yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos a la multitud; porque todos tienen a Juan por profeta. Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Él también les dijo: Tampoco Yo os digo con qué autoridad hago estas cosas” (21:23-27).
Los principales sacerdotes y los ancianos deseaban saber de dónde Jesús obtenía Su autoridad. ¿Cómo podía un hombre tan pequeño como Él tener esta autoridad? El Señor Jesús era sabio. Él dijo, en efecto: “Puesto que me hacéis una pregunta, Yo también os haré una pregunta. Si vosotros me respondéis, entonces Yo os responderé. ¿Qué hay acerca del bautismo de Juan? ¿Era del cielo o de los hombres?”. Los principales sacerdotes y los ancianos dijeron entre sí algo parecido a esto: “Si decimos que era del cielo, entonces Él nos preguntará por qué no le creímos a Juan. Todos sabemos que Juan recomendó a este hombre. Si decimos que le creemos a Juan y reconocemos que su bautismo era del cielo, también tendremos que creer que este hombre es del cielo, puesto que Juan era su precursor. Sin embargo, si decimos que el bautismo de Juan era de los hombres, ofenderemos a la multitud, puesto que todos tienen a Juan por profeta”. Por tanto, decidieron que la mejor manera de responder era con una mentira, y dijeron: “No lo sabemos”.
Fíjense en la sabiduría con que respondió el Señor. Él no dijo: “Estáis mintiendo. Vosotros lo sabéis, pero no me lo queréis decir”. No, simplemente dijo de una manera dócil: “Tampoco Yo os digo”. Estas pocas palabras están llenas de significado, pues revelan que Él sabía que estaban mintiendo. Ellos dijeron una mentira, pero el Señor dijo la verdad. Ellos lo sabían, pero dijeron que no lo sabían. Él lo sabía, pero no se los dijo. ¡Jesús verdaderamente es el Señor! Él es digno de nuestra alabanza. ¿Quién más podía responder a tal pregunta de esta manera?
(
Servicio neotestamentario, El, capítulo 13, por Witness Lee)