Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, El, por Witness Lee

EL COMIENZO EN MATEO

Hemos visto algo en Mateo, y ahora necesitamos ver algo en Juan. Mateo es el comienzo y Juan el final. Sabemos que en el universo existe este principio universal. Siempre tenemos dos opuestos; es realmente difícil que algo exista con sólo un opuesto. Así como tenemos la parte de adelante, tenemos la parte de atrás. Tenemos la izquierda y la derecha. Tenemos la parte de adentro y la parte de afuera. Tenemos el varón y la mujer. Tenemos el cielo y la tierra. Tenemos el día y la noche. De la misma manera, tenemos un principio y un final.

Los cuatro Evangelios empiezan con Mateo y terminan con Juan. Si sólo tuviéramos a Mateo y no a Juan, tendríamos sólo un comienzo sin un final. Asimismo, si tuviéramos sólo a Juan sin Mateo, tendríamos sólo un final sin un comienzo. Hemos visto que Mateo no es un libro de historias ni un libro de doctrinas. Es un libro acerca de Emanuel, quien es el Dios Triuno, en quien nosotros hemos sido bautizados. Nuestro Dios primeramente se hizo Emanuel, Dios con nosotros. Luego, con el tiempo fue hecho el Espíritu vivificante, la corporificación del Dios Triuno, en quien hemos sido bautizados. Así que, hoy en día somos un solo Cuerpo, quienes disfrutamos al Dios Triuno. Es de esto que nos habla Mateo. Una virgen concebirá y dará a luz un hijo. Su nombre será llamado Emanuel. Luego, al final de este libro se nos manda que vayamos y hagamos discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el Dios Triuno, quien está con nosotros hasta la consumación del siglo. ¡Esto es verdaderamente maravilloso!

(Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, El, capítulo 4, por Witness Lee)