Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, El, por Witness Lee

LA LEY DE REGOCIJARNOS

Hace más de treinta años yo pasé por una terrible tribulación. Así que me acordé del versículo que dice que debemos regocijarnos en el Señor. Yo estaba sufriendo mucho, así que definitivamente necesitaba regocijarme. Pero ¿cómo podía regocijarme? Intenté regocijarme una y otra vez, pero sencillamente no pude hacerlo. Ahora lo entiendo. Regocijarnos no es una acción que realizamos; es una ley. Si tratamos de regocijarnos, eso es simplemente una acción que nosotros tratamos de realizar. Eso nunca funcionará. Pero si guardamos el principio de la ley espiritual, espontáneamente nos regocijaremos. Regocijarnos es una ley que pertenece al Espíritu de vida, y el Espíritu de vida es nada menos que Cristo como el Espíritu vivificante. Cristo mismo es el Espíritu de vida, y en Él se incluye esta ley.

Cuanto intenté regocijarme hace más de treinta años en aquella situación, no pude hacerlo. Pero ahora he aprendido a invocar al Señor. “Oh, Señor Jesús. Oh, Señor Jesús. Oh, Señor Jesús”. Después de invocar por unos minutos, me es fácil regocijarme, puesto que Aquel que se regocija vive en mí. Ésa es la ley. Cuando invocamos el nombre del Señor Jesús, le contactamos, y Él es el Espíritu de vida. En Él se encuentra la ley de regocijarnos. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor porque tenemos tal ley en nosotros!

(Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, El, capítulo 7, por Witness Lee)