EL ESPÍRITU ESPECIAL
MENCIONADO EN JUAN 7
En Juan 7:37-39 el Señor habla acerca del beber. “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”.
El Espíritu mencionado en Juan 7 es especial porque dice que aún no había el Espíritu. La versión King James del inglés dice “no había sido dado”, lo cual no figura en el texto original. El texto original dice que en aquel tiempo aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado. Eso significa que antes de que Jesús resucitara, no existía tal Espíritu vivificante. El Espíritu vivificante no existía como tal porque Jesús aún no había resucitado. Jesús fue glorificado cuando fue resucitado. Sucede lo mismo cuando una pequeña semilla es sembrada en la tierra. Cuando ésta crece y florece, entonces es glorificada. Cuando es glorificada, llega a ser algo más; pues ya no es una semilla, sino una flor.
En Juan 7, Jesús era todavía una semilla. En aquel tiempo aún no había llegado a ser el Espíritu vivificante que nosotros podemos beber. Todos sabemos que cuando Jesús hablaba en Juan 7, el Espíritu de Dios estaba allí presente. No podríamos decir que aún no había el Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios sí estaba allí, mas no el Espíritu vivificante. La razón es que Jesús aún no había pasado por la experiencia de la muerte y la resurrección. Cuando Él fue resucitado, en ese momento fue glorificado. Entonces llegó a ser el Espíritu vivificante, el cual está disponible para que nosotros le bebamos. ¡Aleluya!
(Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, El, capítulo 4, por Witness Lee)