Estudio-vida de Marcos, por Witness Lee

EL CONTENIDO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Ya dijimos que el evangelio es el cumplimiento del Antiguo Testamento. Ahora debemos preguntarnos cuál es el contenido de éste. Usaremos tres palabras para expresar el contenido del Antiguo Testamento: promesa, ley y profecía.

Las promesas

La promesa, por supuesto, abarca las dispensaciones de la inocencia, la consciencia, el gobierno humano y la promesa. Esto incluye el Antiguo Testamento desde Adán hasta que fue dada la ley a Moisés. El libro de Génesis, en particular, habla de la promesa de Dios.

¿Sabe usted cuál fue la primera promesa dada por Dios en Génesis? La primera promesa está escrita en Génesis 3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Esta promesa se dio inmediatamente después de que el hombre cayó. Adán y Eva probablemente estaban allí con temor y temblor a causa de su desobediencia. Pero Dios les dio una maravillosa promesa. Esta promesa consistía en que una simiente de la mujer vendría y heriría la cabeza de la serpiente. Aunque el calcañar de la simiente de la mujer sería herido, ésta, no obstante, aplastaría la cabeza a la serpiente. ¡Cuán prominente es esta promesa!

El evangelio es el cumplimiento de la promesa de que la simiente de la mujer aplastará la cabeza de la serpiente. Sabemos que Cristo, la simiente de la mujer, vino. Nació de una virgen como el cumplimiento de la promesa dada en Génesis 3:15. El, la simiente de la mujer, es el Salvador-Esclavo a quien presenta el Evangelio de Marcos.

Otra promesa, también con respecto a la simiente, le fue dada a Abraham. Según Génesis 22:17-18, el Señor le prometió a Abraham: “De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”. Según esta promesa, la simiente de Abraham sería una gran bendición para todo el género humano, pues todas las naciones serían bendecidas por medio de ella.

Una vez más, la simiente se refiere al Señor Jesús. En cuanto a esto, Pablo dice en Gálatas 3:16: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: ‘Y a las simientes’, como si hablase de muchos, sino como de uno: ‘Y a tu simiente’, la cual es Cristo”. Cristo nació como descendiente de Abraham procedente del linaje escogido. Por tanto, El era la simiente de Abraham.

Como simiente de la mujer, Cristo destruyó a Satanás, resolviendo así el problema del universo. Esta problemática tiene una sola fuente: la serpiente, cuya línea o desarrollo se ve en toda la Biblia. La serpiente aparece por primera vez en Génesis 3, y cuando llegamos a Apocalipsis 12:9, la serpiente, llamada la serpiente antigua, se ha convertido en un gran dragón. Según el libro de Apocalipsis, la serpiente, el diablo, Satanás, será atada y arrojada al abismo durante el milenio (20:2-3). Después del milenio, será desatada y se volverá a rebelar. Entonces será lanzada al lago de fuego (Ap. 20:10).

El punto crucial consiste en que la simiente de la mujer prometida en Génesis 3:15 acaba con la serpiente. Se debe proclamar esto cuando se predique el evangelio. Sin embargo, los que predican el evangelio actualmente casi nunca recalcan que el objetivo de la simiente de la mujer, mencionada en Génesis 3:15, es destruir la serpiente.

En cuanto al hecho de que el Señor, como la simiente de la mujer, destruye la serpiente, Hebreos 2:14 dice: “Así que, por cuanto los hijos son participantes de sangre y carne, de igual manera El participó también de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tiene el imperio de la muerte, esto es, al diablo”. En Juan 3:14 el Señor dijo que como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así sería levantado el Hijo del hombre. La serpiente de bronce que Moisés levantó representaba el juicio sobre la serpiente antigua. Cuando el Señor fue levantado en la cruz, destruyó la serpiente. Por tanto, el Señor, como simiente de la mujer, llevó a cabo la destrucción de la serpiente venenosa que había mordido y envenenado al género humano. Debido a que fuimos envenenados por la serpiente, su naturaleza serpentina fue inyectada en nosotros. Pero la simiente de la mujer se hizo un hombre de sangre y carne para destruir la serpiente por medio de Su muerte en la cruz. Esto constituye gran parte del evangelio.

La simiente de la mujer destruye la serpiente, mientras que la simiente de Abraham nos trae la bendición de Dios. La simiente de la mujer destruye la serpiente, la simiente de Abraham trae al Dios Triuno como bendición. En Gálatas 3:14 Pablo habla de esta bendición: “Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por medio de la fe recibiésemos la promesa del Espíritu”. Según este versículo, la bendición es el Espíritu. ¿Qué es este Espíritu? Este Espíritu es la consumación del Dios Triuno. Cuando recibimos al Espíritu, recibimos al Dios Triuno que llega a ser nuestra bendición. Además, esta bendición es la vida eterna. El Espíritu es el Dios Triuno, el Dios Triuno es la vida eterna, y la vida eterna es la bendición que recibimos.

Ahora comprendemos de manera más completa lo que es el evangelio. El evangelio es el cumplimiento de dos grandes promesas: la promesa acerca de la simiente de la mujer que destruye la serpiente, y la promesa acerca de la simiente de Abraham que trae como bendición al Espíritu, quien es la consumación del Dios Triuno, como la vida eterna a fin de ser nuestra bendición.

(Estudio-vida de Marcos, capítulo 3, por Witness Lee)